Tras seis jornadas de inactividad, los bancos reanudaron ayer en forma parcial sus operaciones en un clima enrarecido por las dudas sobre la nueva moneda y el futuro de la economía. Numeroso público colmó las sucursales de los bancos de todo el país y no fueron pocos los inconvenientes que se desataron al destrabarse la suspensión que rigió desde el viernes pasado cuando se dispuso feriado bancario y cambiario tras la renuncia de Fernando de la Rúa.
El Banco Central (BCRA) permitió ayer el clearing y la renovación de plazos fijos. Asimismo, permitió las transferencias de estos certificados a cuentas a la vista como cajas de ahorro o cuentas corriente. Los bancos no pudieron vender dólares ni hacer transacciones de pesos a la moneda extranjera debido a la continuidad del feriado cambiario.
Muchos clientes debieron aguardar horas hasta ser atendidos lo que ayudó a potenciar el malhumor reinante por la continuidad de las restricciones para hacerse de efectivo, los temores de una devaluación aunque sea indirecta y la posibilidad de que los depósitos en dólares y pesos se transformen en argentinos. En Rosario, el calor no dio tregua, lo que colaboró para que empeore la situación. Así, el centro local mostró un paisaje cada vez más usual pero aún sorprendente con decenas de personas en las veredas haciendo cola para entrar a los bancos abanicándose con revistas, diarios o secándose el sudor con pañuelos.
Dadas las dudas existentes, sumadas a la falta de efectivo, los ahorristas volvieron a "echar mano" a las cajas de ahorros. En uno de los bancos rosarinos hasta las 14 de ayer el 40% de los clientes había renovado sus plazos fijos -en la mayoría de los casos a un mes-, otro 40% decidió pasar su dinero a cuentas a la vista de ese u otros bancos y un 20% restante eligió llevarse un cheque cancelatorio por el monto total o parcial del plazo para cerrar distintas operaciones.
En Buenos Aires, en general, cancelaban total o parcialmente sus plazos fijos para depositarlos en cajas de ahorros en dólares. Además, muchas entidades recomendaban no renovarlos por un plazo mayor a 30 días. Sea cual fuera el monto del certificado, no se le paga más tasa que la fijada por el organismo de control.
Por su parte, algunas instituciones financieras no entregaron cheques cancelatorios. Aunque se podían realizar transferencia entre bancos, unas cuantas entidades prefirieron abstenerse. De esa forma estimularon -aún más- la apertura de cajas de ahorro.
Muchas personas decidieron ir a los bancos a retirar sus tarjetas de débito otorgadas tras la bancarización dispuesta por el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, para poderlas usar como medio de pago y así liberar al menos una parte de los fondos depositados.
Algunos clientes plantearon que aún no tuvieron noticias de transferencias electrónicas efectuadas hace 20 días y otros querían saber qué había pasado con cheques que depositaron la semana pasada.
Los sistemas al rojo vivo
Los sistemas informáticos fueron también víctimas del sobreuso. Cajeros automáticos, telebanking e incluso ultramodernas páginas de Internet acusaron los vestigios de una engrosada demanda. Se dificultó así la realización de un número considerable de operaciones sencillas, como el pago de créditos e impuestos, entre otros).
Como rigió el feriado cambiario, no se realizaron transacciones de compra-venta de divisas.
Algunos ahorristas salieron a "hacerse" de divisa norteamericana en el mercado negro. En contados casos, vendieron moneda estadounidense para afrontar obligaciones de diverso tipo.
En rigor, el clima financiero estuvo enrarecido. Las dudas y la bronca reinó durante toda la jornada. Porque, todos aguardan -sin grandes esperanzas- el paquete de medidas anunciadas por el presidente Adolfo Rodríguez Saá.
La Ciudad
