Año CXXXV
 Nº 49.343
Rosario,
viernes  28 de
diciembre de 2001
Min 22º
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cartas
Menos mal que era una pesadilla

El corazón me palpitaba con tal fuerza que temí que estallara dentro de mi pecho. Con las manos crispadas y con un ligero temblor separé de mi cuerpo las sábanas mojadas con mi sudor. Me levanté casi tambaleante, en la boca tenía un gusto amargo y la garganta seca. Fui al baño y al ver el espejo intenté hacer mi mejor sonrisa, pero no lo hubiera podido lograr ni con broches de ropa, ya que el rostro que vi reflejado parecía no ser el mío. Un rostro de mirada rabiosa y ojos inyectados de sangre que hubieran asustado al propio Osama Bin Laden. Dios me libre, cómo podré recuperar los pesos que tanto extraño y que, por querer creer que los que apuestan al dólar pierden, hoy ya no tengo. Parece que "Deportivo Déficit" ganó el partido revancha y es por eso que el Fondo no nos quiere prestar un dólar, ni siquiera un afghani, la moneda de Afganistán. O tal vez mi teoría del gas del terror sea acertada y es por eso que los dinerillos del país están desapareciendo. Ensimismado y sosteniendo con esfuerzo mis propios problemas, traté por todos los medios a mi alcance de que no se me fugara el cerebro -la famosa fuga de cerebros-, no sea cosa que, de ser así, mi abandonado cuerpo intente ganarse el sustento dedicado a la política. Me asomé a la puerta a buscar el diario y lo primero que me impactó fue la noticia de que Cavallo renunció. Oh, me dije a mí mismo, como extrañaré a ese muchacho, extrañaré su cabeza pelada tan llena de perversas ideas como la de crear nuevos impuestos o aumentar los ya existentes y por último extrañaré su voz de tenor venido a menos, tratando de explicar lo inexplicable y queriendo empaquetarnos de nuevo y hacernos el paquete económico-impositivo. Pero me repuse de la tristeza que su renuncia me causaba pensando que al fin recuperaría lo que los bancos retenían indebidamente. Pero al leer el resto de las noticias mi mal humor subió como el riesgo país. ¿Cómo que me devolverán mis pesos en el año 2050? Y en ese entonces me desperté... Menos mal, sólo fue una pesdadilla, menos mal sólo fue una pesadilla.
Juan Araya


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