Mientras los incendios forestales continúan cercando Sydney, la mayor ciudad australiana, las autoridades del estado de Nueva Gales del Sur, que sufrió más de 100 incendios desde Navidad, prevén para los próximos días lo peor: se ha anunciado que la temperatura llegará a los 40 grados centígrados, que habrá un cambio desfavorable en la dirección del viento y que la lluvia demorará al menos diez días en llegar. Las lluvias que podrían sofocar las llamas que se han extendido en cerca de 700 kilómetros se esperan recién para dentro de diez días. Entretanto, se anunciaron para hoy fuertes vientos que complicarían aún más la situación y una temperatura de 40 grados centígrados para el próximo domingo. Mientras arden las dos terceras partes de la periferia de la ciudad de Sydney, unos 5 mil bomberos y voluntarios que participan en las tareas d e extinción quemaron sectores de bosques para evitar que con las proyecciones el fuego alcance las zonas urbanas. Por tercer día consecutivo, Sydney permaneció efectivamente aislada del resto del país a causa de servicios de tren cancelados y caminos bloqueados. Asimismo, centenares de residentes fueron evacuados el miércoles por la noche de los suburbios de Heathcote y Engadine, en el sur de Sydney, lo cual multiplicó la cifra de personas alojadas en los centros de evacuados, dijeron los expertos. El 70 por ciento de las 16 mil hectáreas del Royal National Park -la más antigua reserva natural de Australia, creada en 1879- fue arrasada por las llamas y sus responsables temen ahora que si los vientos avivan el fuego, el lugar se convierta en cenizas. El ministro de los Servicios de Emergencia de Nueva Gales del Sur, Bob Debus, indicó que dadas sus circunstancias, "la actual crisis puede compararse con la vivida en 1994 (cuando murieron cuatro personas) por el número de incendios, su tamaño y ferocidad". En tanto, la policía busca a las personas que provocaron 40 de los actuales incendios, sobre quienes caerá "todo el rigor de la ley", según afirmó el presidente interino del gobierno provincial, Andrew Refshauge. Hasta anoche, al menos 12 mil viviendas continuaban sin servicio eléctrico y las autoridades requerían a los ciudadanos de las zonas afectadas que se mantuvieran apartados de los postes de electricidad caídos y que no volvieran a sus casas hasta que no se les informe oficialmente de que ya no existe riesgo. Se calcula que los daños en las propiedades ascienden a unos 25 millones de dólares y mientras los damnificados responsabilizan al Servicio de Parques Nacionales (SPN) -organismo encargado del mantenimiento y protección de las reservas naturales- de no haber prevenido estos fuegos, el gobierno anunció una donación de medio millón de dólares para reparar daños. (Télam/SNI-DPA)
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