Un nuevo ataque del Loco de la Escopeta se produjo antenoche en la zona oeste de la ciudad. Esta vez fue contra un trolebús de la línea K y la víctima fue una chica de 16 años que recibió heridas cortantes en un hombro al estallar los vidrios de una ventanilla del rodado. El arma utilizada y la forma en que fue disparada vuelve a ratificar para los investigadores que se trató de la misma persona que tiene a mal traer a toda la policía desde hace ocho años, aunque esta vez habría posibilidades de obtener una punta para seguir en la investigación con la aparición de un testigo ocular que habría aportado la descripción del rodado desde donde partió el disparo, que fue descripto como una camioneta de color rojo.
El tirador apareció de nuevo en las crónicas policiales al conocerse ayer que volvió a disparar en Mendoza al 5900. Alrededor de las 21 del martes, el interno 18 de la línea de trolebús K circulaba por esa calle en pleno barrio Belgrano, en dirección este-oeste. En un momento dado, una chica de 16 años de apellido Esperanza que viajaba con su madre se levantó de su asiento y se dirigió hacia una de las puertas traseras.
"Como un bombardeo"
Fuentes policiales comentaron que cuando la muchacha apenas apretó el timbre se escuchó una explosión y simultáneamente el estallido de uno de los cristales laterales del coche. Uno de esos vidrios alcanzó a la menor que estaba junto a su madre. La chica sufrió heridas cortantes, pero leves, en el hombro izquierdo. "Parecía que estaban bombardeando el coche", dijo una pasajera del trolebús, entrevistada en el Canal 6 de Galavisión.
A partir de la explosión se vio lo de siempre: conmoción y mucha confusión durante los primeros instantes. La joven herida fue atendida en el lugar y luego llevada a la seccional 14ª, ubicada a pocas cuadras del lugar del hecho. Allí se le hicieron las curaciones ya que las lastimaduras eran superficiales. Según consignaron fuentes policiales nadie dentro del trolebús pudo observar desde dónde provino el disparo.
Lo que parecía evidente para la policía era que el ataque se efectuó, tal como en casos anteriores, desde un vehículo en movimiento que circulaba por el carril contrario al de la K. Los peritos secuestraron en el lugar restos de tacos, perdigones y vidrios del coche. El arma utilizada también sería una escopeta calibre 16.
Allegados a la investigación, que no dejaron de reconocer cierto fastidio por la nueva irrupción del maniático, dejaron trascender que en esta última oportunidad el tirador no pasó tan desapercibido como en otros ocasiones. Un testigo brindó la descripción de un robado que se cruzó con el trolebús prácticamente en el momento en que se producía la explosión.
Un oficial que sigue desde hace años el caso dijo a La Capital que el testigo aportó marca, color y modelo del vehículo sospechoso, pero evitó hacerlos públicos para no abortar la investigación. "Estamos tras la misma persona de siempre", admitió la fuente. No obstante, pasajeros del trolebús indicaron que se trataba de una camioneta de color rojo.
La secuencia de ataque del hombre bautizado por los medios como el Loco de la Escopeta se repite cíclicamente en la ciudad. Con algunas diferencias en cuanto a zonas de tiros y a objetivos (le apunta generalmente a ómnibus y frentes de casas y negocios), la investigación de lo que muchos consideran primer delincuente serial de Rosario no dio ningún avance hasta los primeros días de octubre.
En esa oportunidad y después de tres ataques consecutivos a ómnibus urbanos de pasajeros ocurridos en los primeros días de primavera, la policía detuvo a un agente que está con licencia psiquiátrica y vive cerca de la zona donde se produjo la mayor cantidad de ataques. Pero poco después, el uniformado quedó desvinculado de la investigación.