Año CXXXV
 Nº 49.342
Rosario,
jueves  27 de
diciembre de 2001
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Los muertos por el temporal de Río suman 49 y el mal tiempo no cesa
Defensa Civil anunció que no hay esperanzas de hallar con vida a unos 60 desaparecidos sepultados bajo el lodo

Las lluvias torrenciales que dejaron al menos 49 muertos durante las fiestas navideñas en el estado brasileño de Río de Janeiro continuaron ayer y complicaron los esfuerzos de búsqueda de unos 65 desaparecidos. Y la situación no es alentadora: el Instituto de Meteorología del estado preveía fuertes tempestades para esta madrugada y tormentas de granizo. También se pronostica una intensa precipitación para mañana.
"Prácticamente no hay esperanzas de hallar sobrevivientes. La lluvia está poniendo en peligro la vida de los rescatistas y voluntarios porque puede provocar nuevos deslizamientos de tierra", dijo el funcionario de guardia del Departamento de Defensa Civil.
Casi todas las víctimas y los desaparecidos provienen de los vecindarios pobres de los morros, cerros de baja altura, que fueron arrasados por las lluvias e inundaciones que sepultaron a familias enteras bajo el barro y la basura.
Las imágenes de televisión mostraron a los desesperados familiares de los desaparecidos excavando en el fango con las manos, entre las ruinas de casas que todavía mostraban adornos navideños.
Más de un millar de personas quedaron desamparadas. En las planicies, algunos poblados y ciudades continuaban inundados, y sus habitantes usaban botes o armarios flotantes para recuperar sus pertenencias.
En la región montañosa de Petrópolis, un popular sitio de retiro en las afueras de Río, se registraron 34 muertos entre las inundaciones. "La situación es muy crítica en Petrópolis", dijo el gobernador de Río, Anthony Garotinho, quien ha estado visitando las áreas afectadas desde el martes. "Hay gente desaparecida, y el número de muertos podría subir porque hay muchos cuerpos enterrados ahí".
Garotinho instó a la entrega de ayuda federal para el estado, y se quejó de que el gobierno central todavía no había recibido la asistencia prometida después de las lluvias del 2000, que fueron menos devastadoras.
El funcionario comentó que el gobierno estatal había intentado convencer a los residentes a abandonar las áreas de riesgo, pero que pocos habían acogido la recomendación. (Reuters-DPA)



Un millar de personas perdieron sus casas.
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