Año CXXXV
 Nº 49.341
Rosario,
miércoles  26 de
diciembre de 2001
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Guerra al terrorismo. Es británico el pasajero detenido con explosivos
Los viajeros en Navidad soportaron un estricto control en aeropuertos
Máxima alerta tras el frustrado atentado del sábado en un avión de American Airlines que volaba de París a Miami

Miami. - Los viajeros de Navidad enfrentaron el escrutinio de su calzado cuando los aeropuertos de todo el mundo se colocaron en máxima alerta después que un hombre fue sorprendido en el momento en que aparentemente trataba de volar un avión con explosivos ocultos en sus zapatos. En todo EEUU, soldados con armas largas patrullaron las salidas de abordaje y los aeropuertos aumentaron la seguridad para proteger a decenas de miles de personas que regresaban a sus casas para la Navidad.
Scotland Yard confirmó ayer que el pasajero que la semana pasada intentó detonar un explosivo escondido en su zapato es un ciudadano de origen británico, aunque persisten las dudas sobre su verdadero nombre y lugar de nacimiento. Un vocero de Scotland Yard explicó que el pasajero que abordó el avión de American Airlines en París con un documento a nombre de Richard Reed, es un ciudadano británico, aunque otros datos personales, como su nombre verdadero, siguen siendo inciertos y motivo de una minuciosa investigación conjunta de la policía británica y el FBI.
El terrorista que portaba una carga explosiva disimulada entre la suela de su zapato, aseguró al FBI que su verdadero nombre es Tariq Raja, con fecha de nacimiento en 1973 en Sri Lanka, una antigua colonia británica. De haber nacido efectivamente en Sri Lanka se supone que Tariq Raja pudo haber gozado de facilidades para trasladarse a Londres y conseguir la ciudadanía británica, amparado por las leyes de migración desde las ex colonias imperiales. Pero para completar la confusión sobre su nacionalidad, el ministerio del Exterior de Sri Lanka negó ayer que el aspirante a kamikaze del vuelo de American Airlines fuese oriundo de ese país.
Al ser detenido por el FBI en Boston luego de fallido atentado en pleno vuelo, Richard Reed o Tariq Raja, confesó que había adoptado el nombre de Abdel Rahim, desde su conversión al Islam. De todo este cúmulo de datos contradictorios, la policía británica solo pudo confirmar que el pasajero que intentó hacer estallar el avión es una ciudadano británico. "Confirmamos que el hombre es ciudadano británico, pero del resto no podemos decir más, excepto que estamos colaborando con el FBI", afirmó aquí el portavoz de Scotland Yard.

Calzados bajo inspección
En París, donde el agresor abordó el sábado el vuelo 63 de American Airlines, policías adicionales con perros sabuesos patrullaban toda la aeroestación. En los puntos de control de seguridad de los aeropuertos de EEUU, los agentes se arrodillaban para inspeccionar los zapatos de los pasajeros, revisándolos con detectores de mano y a veces pidiéndoles que se los removieran y los pasaran por las máquinas de rayos X. "No sabía que tenía que quitarme los zapatos, pero haré lo que me pidan", dijo Lan Ma, una estudiante universitaria de 18 años que viajaba a Pekín con escala en Chicago. "La última vez que estuve en el aeropuerto todo era diferente. Mis amigos me acompañaban hasta la salida y me veían hasta que entraba al avión. Ahora la seguridad no los deja", dijo Lan.
En Asia, un empleado del atareado aeropuerto de Narita dijo que las autoridades discutían las medidas adicionales que podrán tomar. "Estamos estudiando el asunto. Nade se ha decidido todavía", señaló. Singapur no planeaba cambios en sus medidas de seguridad en el aeropuerto de Changi, un centro de conexiones en la región. "El nivel de amenazas de seguridad sigue sin cambios en su mayor parte. Nosotros revisamos regularmente la situación de la seguridad", dijo Chua Chee Wai, vice superintendente de policía del Departamento de Asuntos Públicos de la policía de Singapur.
Steve Buckley, quien regresaba a Johanesburgo, Sudáfrica, de Miami, dijo que nunca había visto una seguridad tan elevada. "¿Qué le impide a la gente pasar explosivos plásticos en su equipaje? Es casi imposible de evitar", declaró.

Miradas inquisidoras
En el aeropuerto de La Guardia de Nueva York, los miles de pasajeros que llenaron las terminales la víspera de Navidad tuvieron que esperar pacientemente en largas filas bajo la inquisidora mirada de los inspectores.
Rosie Lester de Brooklyn, que volaba a Toronto para celebrar las navidades, dijo que en su opinión las medidas de seguridad eran suficientes. "Me siento un poco temerosa, pero confío en Dios y en la seguridad que tenemos por aquí".
En Boston, un juez estadounidense ordenó el lunes que el sospechoso de tratar de hacer explotar el vuelo de American Airlines fuera retenido en prisión es espera de una audiencia. Las autoridades del aeropuerto de Zurich, en Suiza, dijeron que adoptarían a la brevedad medidas de seguridad similares a las de EEUU, lo que implica que los pasajeros de aviones estadounidenses tendrán que quitarse los zapatos y pasarlos por los equipos de rayos X. En Italia, los aeropuertos pasaron también al estado de alerta.
El terrorista permanece en su celda bajo constante vigilancia. Un portavoz de la prisión de Plymouth, en Boston, explicó que el preso, de 28 años, no causa ningún problema y es "muy obediente". Antes de que se presente el viernes próximo nuevamente ante el juez, será sometido a un estudio psicológico, agregó. El presunto terrorista compareció el lunes por primera vez ante el tribunal. Reid vestía el traje naranja de los presos, se mantuvo en calma y fue parco en palabras. Tan sólo dijo un escueto "sí" después de que le instaran varias veces a responder a la pregunta de si había entendido la acusación.

Presunto cómplice
Un diario de Boston especuló ayer que existió un cómplice del hombre que intentó hacer estallar un avión en vuelo. La hipótesis cada vez convence más a los agentes del FBI. Según el diario norteamericano Boston Globe, el mecanismo ideado para la operación del atentado era demasiado complejo para haber sido planeado por una sola persona. También Paul Wilkinson, un experto de terrorismo de la universidad escocesa de St. Andrews considera creible la hipótesis del cómplice. "No se trata de un loco, en cada zapato tenía una bomba que podía explotar y esto requiere un cierto criterio. Me parece improbable que una sola persona pueda haber pensado en una solución tan insólita", afirmó.
En caso de ser encontrado culpable de "interferir en las tareas de la tripulación de un avión por intimidación o asalto" puede ser condenado a hasta 20 años de cárcel y una multa de 250.000 dólares. (DPA y Reuters)



Mayor seguridad en los aeropuertos de EEUU.
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