Año CXXXV
 Nº 49.341
Rosario,
miércoles  26 de
diciembre de 2001
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Los obispos no están convencidos sobre la conveniencia del llamado a comicios
Grave advertencia de la Iglesia por la lucha electoral que se avecina
Los prelados alertaron acerca de la pelea "cínica y egoísta" que se dará "por la apetencia de poder"

Obispos de todo el país, incluido el titular de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Estanislao Karlic, reclamaron en sus homilías y mensajes de Navidad cambios drásticos y morales en la forma de hacer política, "renunciamientos" a "intereses egoístas" y advirtieron sobre la pelea política que se avecina en la campaña electoral para elegir presidente el próximo 3 de marzo.
Los distintos obispos del país advirtieron sobre las peleas "cínicas y egoístas" que se avecinan en la campaña electoral "por la apetencia de poder", pero sobre todo reclamaron a los políticos transformarse en ejemplos de "austeridad, unidad y solidaridad".
Tras el estallido social de la semana pasada, la renuncia de Fernando de la Rúa y su sucesión por Adolfo Rodríguez Saá en la Presidencia de la Nación, los obispos se manifestaron, denotando preocupación por la crisis moral que desde hace años embarga al país, reclamaron un mayor compromiso por alcanzar "consensos" en beneficio de los pobres y el bien común y "renunciamientos" a "intereses mezquinos".
Tal es el caso del obispo de Posadas, Rubén Martínez, quien advirtió que "la gente que tiene el valor de la solidaridad empieza a darse cuenta de que para salir de las dificultades, deben ser protagonistas, organizarse y desconfiar de las soluciones que vienen de la mano de algún caudillo salvador o Papá Noel".
En tanto, el titular de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Estanislao Karlic, reclamó "renunciamientos" a la clase política y brindó un mensaje de "esperanza" a "todos los argentinos, especialmente a los más necesitados" en esta Navidad.
Algunas de las consideraciones de los hombres de Iglesia, escuchadas por estas horas o reflejadas en mensajes a sus comunidades diocesanas -muchos de ellos también esperanzadores y pacificadores-, fueron las siguientes:
Estanislao Karlic (Paraná) y obispos entrerrianos: "Son horas en que todos, dirigentes y ciudadanos, en nuestro país, debemos asumir actitudes de heroica generosidad; saber ser responsables, ahí donde estamos, cumpliendo cabalmente con nuestros compromisos y deberes, sabiendo hacer los renunciamientos necesarios para servir mejor a los demás. Nuestra patria debe asentarse sobre cimientos sólidos, firmes, que perduren: verdad, amor, justicia, solidaridad, sentido de fraternidad".
Juan Carlos Maccarone (Santiago del Estero): "El país ha estallado aprisionado por la usura internacional y la voracidad insaciable del poder económico. En ambos casos hubo complicidades de la dirigencia no sólo política. En algunos casos fueron o son socios o como se los quiera llamar. La dirigencia política, en general, parece no leer la realidad y estar ausente de ella, llegando a parecer su actitud un verdadero cinismo".
Carmelo Giaquinta (Resistencia): "El esfuerzo no hecho por el pueblo no haría sino dilatar la curación de la enfermedad y haría que el dolor sea más agudo. Por cierto que el esfuerzo debe ser proporcional y equitativo. Y de él deben ser eximidos los más débiles. Una condición necesaria para comenzar la reconstrucción es la calma social, elemento previo a la paz y a la justicia, al trabajo y al progreso. Con violencia todo se pierde".
José María Arancedo (Mar del Plata): "Lejos de toda especulación egoísta, debemos anteponer el bien común a todo interés mezquino. El necesario camino del diálogo que debemos transitar debe construirse sobre la sincera búsqueda de la verdad, y debe tener como exigencia moral atender a la justicia social que repare y acompañe el grave deterioro de quienes menos tienen".
Edgardo Storni (Santa Fe): "No podemos abrazar a Dios si seguimos jugando a las injusticias y opresiones, a la violencia y a la muerte entre nosotros. Ni divinizando al mercado y legislando a favor de la especulación y la usura, de las bancas y los casinos, oprimiendo al obrero, provocando el desempleo, alimentando la vagancia".
Luis Stockler (Goya): "El mensaje de Navidad no repercute en los comportamientos de la sociedad, donde se sigue pujando por el poder y el acomodo, con tal de conseguir un lugar y no quedarse afuera. La modificación de la Constitución y su aplicación con nuevas leyes y otros decretos no sirven de nada si no adquirimos una lealtad limpia. Es difícil gobernar en nuestro país, mientras los ciudadanos no abdicamos del espíritu anárquico y de la mentalidad evasiva".
Obispos de Río Negro: "La triste realidad de que gente se muera de hambre tiene sus responsables, en mayor o menor medida. Una realidad que no es fruto de la casualidad, sino que es consecuencia de un plan, de un proyecto que se lleva adelante con una finalidad bien precisa: que pocos tengan una riqueza cada vez mayor. Entre todos es posible crear una sociedad distinta, una sociedad donde la solidaridad sea una realidad y donde todos tengan un lugar en el banquete de la vida".
Esteban Hesayne (emérito de Viedma): "Es preciso que reaccionemos para que la Navidad no sea manipulada a favor de una paz y fraternidad superficiales. La Iglesia tiene que reconocer que no ha sido suficientemente lúcida para iluminar las tinieblas del pecado de corrupción que obscurece hasta el sentido de nación".
Rubén Martínez (Posadas): "La gente que tiene el valor de la solidaridad empieza a darse cuenta de que para salir de las dificultades debe ser protagonista, organizarse y desconfiar de las soluciones que vienen de la mano de algún caudillo salvador o Papá Noel".



Miras, Karlic y Bergoglio pidieron austeridad.
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