Dieciocho sobre cien fumadores en el mundo desarrollarán una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) como consecuencia de su hábito. Esta afección, sumada a la relación entre tabaco y cáncer de pulmón, hizo que durante el 29º Congreso Argentino de Medicina Respiratoria, realizado recientemente en Buenos Aires, los expertos allí reunidos coincidían en recomendar la necesidad de abandonar la adicción al cigarrillo. El encuentro significó también una puesta al día acerca de las últimas novedades en prevención, educación, detección y tratamiento de las enfermedades respiratorias, incluidas asma, cáncer de pulmón y tuberculosis. Los profesionales dedicaron también un párrafo especial a las enfermedades consideradas huérfanas de atención, entre las que se encuentran las neuromusculares y las ocupacionales.
Tabaquismo
Uno de los temas centrales del congreso fue la relación entre tabaquismo, cáncer de pulmón y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), de enorme impacto a nivel individual y social por los costos económicos y emocionales. "Se trata de afecciones difíciles de tratar si no se las diagnostica a tiempo -dijo el doctor Eduardo Schiavi, presidente del congreso-, razón por la cual durante el encuentro se expusieron sobre las técnicas de detección temprana y se presentaron evidencias de la adicción generada por el tabaco y cómo esto se entronca con mecanismos psicológicos depresivos que luego impiden dejar el hábito".
El doctor Juan Carlos Figueroa Casas, neumonólogo de nuestra ciudad a cargo de la cátedra respectiva en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario, expuso sobre las recomendaciones de los especialistas surgidas del último consenso mundial sobre enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Al respecto, el profesional dijo que entre 1980 y 1998 la mortalidad se incrementó en Argentina en un 113%. "Esta tendencia es un toque de atención por cuanto otras enfermedades disminuyeron la mortalidad, entre otras, infarto, accidente cerebrovascular e hipertensión". En tanto, en los Estados Unidos la enfermedad representa la cuarta causa de muerte y afecta a 18 de cada 100 fumadores.
Por su parte la Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera una epidemia dada su prevalencia, particularmente en los países en vías de desarrollo, que no aciertan en la implementación de programas de educación y de trabas legales a la promoción del tabaquismo.
Consenso mundial
"De la única forma que el paciente alarga y mejora su calidad de vida es dejando de fumar, a partir de lo cual, la progresión de la enfermedad se enlentece en forma significativa", recalcó Figueroa Casas. En esto coinciden los especialistas en medicina respiratoria reunidos en un consenso mundial sobre el tema. "Cuando la persona deja de fumar disminuyen las posibilidades de avance del deterioro pulmonar, aunque es imposible revertir por completo el daño causado", apuntó el neumonólogo.
"En el momento en que el paciente consulta al médico es porque siente que se queda sin aire al caminar o al subir una escalera. Cuando esto pasa, el daño pulmonar ya está presente", dijo. Sin embargo, alentó a los que desean abandonar el cigarrillo, porque dijo que "con medicación y un adecuado programa de rehabilitación física destinado a mejorar la función muscular y respiratoria, aunque el órgano sigue dañado, la persona puede llegar a desarrollar una actividad mucho más satisfactoria", subrayó.
Respecto al modo de detectarla a tiempo, el profesional señaló que la espirometría, un método de detección simple y de bajo costo consistente en registrar una espiración (o soplido) máxima, "resulta el método diagnóstico más eficaz a la hora de evaluar el daño", señaló. Con los años el pulmón disminuye su capacidad respiratoria y si a ello se le suma la adicción al cigarrillo, el deterioro puede ser tan significativo que la persona necesita de oxígeno para poder comer, dormir, vestirse y moverse. Al respecto citó como ejemplo el del cantante de música popular Roberto Sánchez (Sandro).
"El deterioro comienza a hacerse notorio entre los 40 y 50 años, y no distingue sexo ni condición social. Hoy vemos más cantidad de mujeres afectadas por el aumento de la adicción entre el sexo femenino", señaló el profesional.
Para Figueroa Casas, se considera fumador aquel que consume un promedio de 10 cigarrillos diarios por un lapso mayor de diez años. Sin embargo, la cantidad no siempre está en relación directa con la posibilidad de contraer la afección. "La aparición de la EPOC en los fumadores depende, muy probablemente, de la predisposición genética de cada individuo", dijo.
En Estados Unidos, merced a las campañas de concientización desarrolladas por asociaciones científicas ligadas a la prevención de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, sumado a la prohibición de fumar en espacios cerrados, posibilitó que un buen porcentaje de la población abandonara el hábito. "En cambio, en nuestro país, es muy difícil lograrlo -afirmó el neumonólogo-. A la falta de campañas masivas se suma que es escasa la proporción de gente que decide dejar de hacerlo", agregó.
Figueroa Casas se lamentó finalmente de que no exista un método fácil y absolutamente eficaz que permita a las personas abandonar el cigarrillo. "Algunas personas logran abandonar el hábito por sí mismos; en los demás, la mejor forma de hacerlo consiste en realizar cursos de cesación apoyados por algunas medicaciones que refuerzan la decisión del paciente. Siempre se requiere una gran determinación individual. Ningún otro recurso como hipnosis, láser, resultan de utilidad. Si supiera que alguno de ellos es real y totalmente efectivo, no vacilaría en utilizarlo en mis pacientes", remarcó finalmente.
Volvió la tuberculosis
La tuberculosis es una de las patologías que han regresado con mayor peligrosidad que antes, a pesar que la Organización Mundial de la Salud afirmaba que en el 2000 el mal estaría erradicado. Lejos de concretarse esta aspiración, ésta ha recrudecido alentada por el aumento de la pobreza y el surgimiento de patologías que comprometen la inmunidad. En su exposición durante el congreso, el doctor Eduardo Abbate, profesor titular de Neumonología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), apuntó que una de las causas de resurgimiento de la tuberculosis debe buscarse en el fenómeno inmigratorio. "Muchos hispanos y habitantes del sudeste asiático migraron a Estados Unidos y otros países desarrollados llevando el bacilo que contagió a muchos otros. Ellos no tenían la enfermedad pero sí estaban infectados", dijo. Luego vino el sida con la consiguiente depresión del sistema inmune, lo que convierte a los afectados por el HIV en personas más vulnerables para contraer cualquier tipo de infección.
"La tuberculosis se puede tratar y curar. Es necesario hacer bien el tratamiento, porque de lo contrario, puede aparecer la forma denominada multirresistente a los antibióticos. Algunos enfermos de sida tienden a efectuar tratamientos irregulares, por lo que aparecen las tuberculosis resistentes a una, dos o más drogas. Por eso es importante que el paciente no abandone el tratamiento, que debe ser directamente observado o supervisado", comentó el especialista.
La enfermedad en la Argentina se distribuye en formar irregular, vinculada a la efectividad de programas de educación y detección. "En el 90% de los casos el contagio es por vía aérea, no por compartir el mate o los cubiertos. El riesgo aumenta si se comparte la habitación o el aula con el enfermo, pero no por cruzarse en la calle", aclaró el doctor Abbate.
Novedades para asmáticos
En cuanto al tratamiento del asma, los profesionales presentes en el congreso coincidieron en afirmar que muchos enfermos "no están adecuadamente controlados", atribuyendo este fenómeno a falencias en la atención, falta de consultas y la imposibilidad de hacer el tratamiento indicado. La falta de control se traduce por la presencia frecuente, a menudo diaria, de síntomas que demandan el uso repetido de aerosoles broncodilatadores. Si bien esto se da tanto en niños como en adultos, las fallas en el tratamiento se observan con mayor frecuencia en estos últimos, lo cual produce descontrol y gastos excesivos. La falta de tratamiento adecuado ocasiona más gastos que la provisión gratuita de medicación.
Un estudio entre pacientes del Hospital de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires mostró que el costo de atención médica, hospitalaria y en medicamentos representa el 5% de los ingresos familiares. Sobre este tema el doctor Abbate recalcó que el asma es una "enfermedad subdiagnosticada, y por lo tanto, subtratada", hecho que quedó demostrado en estudios a nivel nacional e internacional.