 |  | El último que pare el motor Preocupación por la grave crisis del TC 2000
 | Alberto Vega
El automovilismo deportivo nacional no pudo ser la excepción de la regla y también quedo atrapado al final de la temporada en una crisis económica, afectando fundamentalmente en principio a la categoría más tecnificada del parque, el Turismo Competición 2000, teniendo en cuenta que en ella participan las principales marcas y pilotos. El interrogante surgió en las últimas días después de que por lo menos tres de los equipos oficiales de fábrica resolvieran alejarse de la especialidad por problemas económicos surgidos meses atrás y agravados aún más en las últimas semanas, que llevó a las terminales automotrices (Mitsubishi, Peugeot y Volkswagen) a anunciar su retiro de la actividad para la temporada venidera y podría seguir la lista con el próximo alejamiento de Chrysler, que este año contó con una sola unidad en manos de Daniel Cingolani, bajo la dirección técnica de Alberto Canapino. Como se puede observar el panorama es por demás negro dentro de una categoría que siempre se sustentó en el apoyo de las terminales, que ahora, por si hiciera falta decirlo, están pasando un momento crítico. La situación es preocupante si se tienen en cuenta la inversiones que se realizaron para armar infraestructuras sofisticadas y con personal numeroso a cargo. La desocupación en el país no se detiene y esto es otro golpe hacía quienes en su momento apostaron a más. Hace algunos días cuando la empresa Volkswagen Argentina dio a conocer oficialmente su alejamiento, expresaba en su comunicado que tal medida se tomaba por "la crisis que soporta el sector industrial automotriz". La noticia si bien no sorpendió, llenó de pena, en principio, y preocupación, después, a la categoría. Aquí, como en cualquier parte del mundo, el automovilismo deportivo es utilizado como caballito de batalla para la posterior comercialización de los distintos modelos y productos ligados a la especialidad. Si no hay ventas, no hay apoyo a las carreras. Esto es claro como el agua. Por el lado de los pilotos particulares, la situación también es preocupante ante la falta de sponsors para posibilitar su continuidad en el 2002. La categoría, mientras tanto, mediante un comunicado de prensa, el cual estaba firmado por su vicepresidente Gabriel Furlan, confirmaba "la normal realización del campeonato de la próxima temporada. El mismo no sufrirá variaciones sustanciales en su organización, excepto la de amoldarse al marco que la situación general suponga el año próximo para el desarrollo de la actividad automovilística". El TC 2000 tiene por el momento preparado un calendario para el 2002 basado en fechas pero con escenarios a confirmar (probablemente Río Gallegos), estableciendo el 10 de marzo como inicio. El panorama dentro de la especialidad es por demás complicado, como también en las otras categorías del automovilismo nacional, pero se siente más en el TC 2000 a consecuencia de su alto costo de manutención por la sofisticación alcanzada. En la década del 60 un ministro de Economía (el inefable ingeniero Alvaro Alsogaray) manifestaba que había que pasar el invierno. En este momento, debido a la situación imperante en Argentina, se puede decir que "hay que pasar el verano". Allí se pueden encajar los tiempos de espera para ver qué sucede con la actividad tuerca en el país. La semana pasada la mayoría hacía sus valijas y alguno más puede sumarse a la lista. De todos modos, si el éxodo continuara tampoco habría que pensar en la disolución de la categoría. Su andar dependerá de los devaneos económicos, políticos y sociales que exhiba el país.
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