Año CXXXV
 Nº 49.338
Rosario,
sábado  22 de
diciembre de 2001
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Ayer reinó la calma en áreas comerciales de los barrios, pero sigue la cautela
Los comercios respiraron con alivio
Las peatonales se poblaron de gente. Alberdi y Echesortu buscan recuperar la normalidad

Lucas Ameriso

Los negocios de la ciudad volvieron a respirar con algo de tranquilidad tras el clima de tensión y saqueos que se vivieron en las últimas 48 horas. Tanto el centro como en los barrios, muchas persianas de los comercios volvieron a levantarse tímidamente, pero con la esperanza de repuntar en algo las ventas de cara a la Navidad. En líneas generales, Rosario recuperó su fisonomía y procura ahuyentar el fantasma del estallido social.
La renuncia de Fernando De la Rúa a la presidencia fue un bálsamo para la actividad comercial. Con cautela, aunque con una bocanada de aire fresco, las granjitas, tiendas de ropa y casas de electrodomésticos de los barrios volvieron a exhibirse con normalidad.
Tal fue el caso de Echesortu, donde por la tarde los negocios estuvieron a full . "Las ventas están por el piso, pero por lo menos pudimos abrir todo un día de corrido", le dijo Sandra a La Capital en una pilchería ubicada en Mendoza al 3.700.
A ambos lados, la postal era similar. Zapaterías con gente adentro, casas de música con exhibidores y un pequeño hormigueo de público. Hasta hubo doble fila frente al Coto de Mendoza y Cafferata.

Falsa alarma
En Rondeau al 3.200 se produjo un hecho inédito. Según relató a este diario la dueña de una pilchería, "a eso de las 12.30 pasó un móvil de la policía, nos dijo que cerráramos la persiana y que nos defendiéramos como podamos", precisó Verónica.
La psicosis se apoderó de toda la cuadra, que está repleta de comercios. En pocos minutos la gente buscó resguardar el fruto de su esfuerzo y se formó sobre la vereda un colchón de aceite y vidrios de botella como barricada ante una amenaza de saqueo.
"Hasta electrificamos las rejas -siguió contando Verónica- pero al final no pasó nada". Hacia las 17, el clima era otro. Los mismos comercios habían removido sus trincheras con la expectativa de repuntar las ventas.
El centro, en tanto, tuvo ayer dos caras. Una se reflejó a la mañana, con poco movimiento de autos, principalmente en el microcentro, donde el tránsito se vuelve diariamente un caos. Y la otra se vio por la tarde: con una marcada concurrencia de gente, por lo menos a la peatonal Córdoba. Es que para muchos rosarinos, aunque no se perciba un espíritu festivo sino más bien todo lo contrario, muchos desean poner algún regalito bajo el árbol navideño.
A sólo 3 días de Nochebuena, empezaron las consultas en galerías y comercios del microcentro. "Hoy se empieza a mover un poco la venta para Navidad", comentó la encargada de la juguetería Gulliver.



La gente volvió a las calles y los negocios reabrieron.
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