Año CXXXV
 Nº 49.333
Rosario,
lunes  17 de
diciembre de 2001
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Opinión: No se puede vivir sólo del pasado

Sergio Faletto

Por los pasillos del Gigante circulan tres hinchas enfundados en remeras amarillas con inscripciones azules que aluden a la palomita de Poy. Otro hincha, con el dolor a flor de piel por el empate ante Chacarita, al verlos aseguró: "No podemos seguir viviendo de historias". Y fue toda una definición cargada de realismo. Porque no hay dudas de que el ayer contiene el grato recuerdo de jornadas de gloria, pero también es imprescindible que esa pasión futbolística se nutra con el hoy. Pero el hoy en Central no se disfruta, se sufre. Por lo que todos aquellos que tienen una cuota de responsabilidad en la construcción de este presente deberán revisar su desempeño para revertir la situación.
Claro que para esto es fundamental que los directivos y los opositores comprendan que es el tiempo de gestos de grandeza. Que la crítica egoísta debe cederle el lugar a la imaginación colectiva para resolver los problemas institucionales. Que para atribuirse el derecho de señalar al culpable primero hay que demostrar capacidad para ofrecer una propuesta.
Central ya no puede convivir con las históricas internas que desangraron a la institución. La crisis global imperante es demasiado profunda para que algunos sigan empecinados en querer permanecer o volver para mantener este sistema político perverso. Ya no hay tiempo para improvisar, sólo queda margen para actuar sustentados en un proyecto.
Proyecto que se hace imprescindible para cambiar también la actualidad deportiva, porque la situación futbolística canalla no es obra de la casualidad. Las últimas campañas no fueron buenas y ahora la necesidad de sumar puntos se convirtió en urgencia. Y ahí está Central, peleando contra el tiempo que apremia con un equipo integrado por mayoría de jóvenes jugadores surgidos en las divisiones inferiores, y conducido por un entrenador que tuvo el coraje de asumir la mejor responsabilidad en el peor momento.
Los referentes canallas tienen una ardua tarea por delante para forjar un destino mejor en la entidad, pero será fundamental que primero se liberen de sus propias miserias para después sí potenciar sus virtudes y saber sumar las cualidades del otro. Una vez que esto suceda, aquel que se aferre a la asociación deportiva con Barcelona será capaz de tener un plan alternativo por si no se concreta. Y el otro, que descree del interés catalán, podrá trabajar para brindar un proyecto mejor.
Hasta que esto suceda, Central seguirá viviendo de historias.


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