Carolina Taffoni
Veloces, vulgares y previsibles En "Rápido y furioso" todo es vulgar y previsible. En primer lugar hay una pandilla fanática de los autos y la velocidad que se dedica a correr picadas en las calles de Los Angeles (que están desiertas para sus audaces corredores, claro). También está el policía infiltrado, un rubio carilindo (con cara de infiltrado) que se enamora, cómo no, de la buena de la hermana del temible jefe de la pandilla. Tampoco falta un grupo de piratas del asfalto (un irrisorio misterio a resolver) y la mafia china (que esta vez corre en motos en lugar de pegar patadas). Así, entre autitos chocadores, chicas bien torneadas y motores que rugen hasta dejar al espectador sordo transcurre toda la película. La expresividad de los actores es igual a la de un muñeco de cera y los personajes (que hasta se permiten hacerse los cursis con sus sentimientos) son tan esquemáticos como inverosímiles. Lo peor es que, siendo un producto netamente dedicado a entretener, la película muchas veces aburre. Las escenas de carreras y choques son espectaculares, los efectos de sonido también, pero seguro es más negocio quedarse en casa mirando alguna vieja serie de acción por televisión. \Calificación: 1 estrella
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