En una nueva ofensiva para obtener el ayuda financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y para conseguir la reapertura de las líneas de crédito de organismos financieros internacionales, el gobierno argentino salió a pedir la aprobación ayer al Congreso del presupuesto del 2002. Con el portavoz presidencial, Juan Pablo Baylac, a la cabeza de esta cruzada, el gobierno argumentó la necesidad de la "unidad argentina", en clara alusión a los legisladores opositores. De concretarse la aprobación, asegura el gobierno, se facilitaría la reestructuración de la deuda pública y reduciría la posibilidad de que el país caiga en una cesación de pagos.
Baylac también solicitó que se incorpore la ley de coparticipación para dar señales positivas que permitan avanzar con el programa de reestructuración de la deuda pública.
"Es absolutamente necesario tener algunas señales positivas en términos de unidad en la Argentina, que el Parlamento se aboque a resolver la sanción del presupuesto nacional y además a incorporar al debate la ley de coparticipación federal para este año", enfatizó Baylac.
Un día después que tanto la UCR como el PJ anunciaran su oposición a aprobar un presupuesto con nuevos recortes, el vocero gubernamental aseguró que "con esto creo que la Argentina termina con mucha fortaleza para desafiar la negociación de la deuda externa" y "discutir con los acreedores externos un porcentaje de interés más bajo del que está contratado en estos momentos".
"Esta necesidad que tiene la Argentina de poner en claro sus números y la posibilidad de funcionamiento para el año que viene con déficit cero" llevará "a los señores legisladores a tener la responsabilidad de analizar cada una de las partidas y cada una de las decisiones y concretar un consenso que es lo sustancial", añadió.
Baylac prosiguió su embestida advirtiendo a los legisladores que "lo peor que puede ocurrir es que se dispongan actitudes negativas, en vez de ponerse a tratar el mismo y sin poner la cuota política para analizar mecanismos que vienen siendo los mismos resultados, pedidos por el poder Ejecutivo y afectando de la menor manera posible a la gente".
A pesar del ímpetu y el optimismo, el subsecretario de Comunicación, admitió las dificultades de llegar a ese acuerdo recalcando que "siempre es un episodio de conflicto entre el Ejecutivo y el Parlamento".
Una dura resistencia
El proyecto enviado por el gobierno nacional al Congreso prevé un gasto público global de entre 42.000 y 42.500 millones de dólares, lo que marca un drástico recorte respecto de los 49.646,2 millones de dólares de gasto previstos para el 2001.
En ese sentido, el gobierno estudia la posibilidad de una nueva poda en el gasto primario sobre los ya recortados salarios de los estatales y jubilados y la desaparición del fondo docente. En rigor, el viernes, el titular del Palacio de Hacienda, Domingo Cavallo, no descartó este recorte.
Por otra parte, el gobierno espera ahorrar, con el tramo externo de la operación de canje de deuda, unos 3.500 millones de dólares en el 2002, lo que le facilitaría eliminar el déficit fiscal, un compromiso asumido por el FMI, que hasta ahora no ha desembolsado una ayuda de 1.260 millones de dólares suspendida en noviembre cuando no se cumplieron las pautas del déficit cero.