Domingo Celsi
Los tres puntos que Argentino cosechó en su visita a Junín tienen un valor especial. Más allá de las frías matemáticas, la victoria ante Sarmiento puede significar para los salaítos una inyección anímica muy importante de cara a su futuro compromiso -el último antes del receso- ante Deporivo Merlo, uno de sus rivales directos en la lucha por la permanencia en la categoría. Argentino tenía que ganar y lo hizo. Misión cumplida. En un primer tiempo entretenido, Sarmiento y Argentino se alternaron el dominio del terreno y de la pelota. En esos minutos Drago y Ayuso tuvieron un par de intervenciones que dejaron a los hinchas con las ganas de festejar el gol. El uno local se lo tapó a Iglesias y a Bagüí, mientras que el ex canalla se lució ante una solitaria entrada de Dos Reis y otra de Luciano Del Bianco. Así, con la movilidad de ambos equipos el partido se hizo abierto y dejó la sensación de que cualquiera de los dos podía convertir. Los primeros minutos del complemento no fueron ni parecidos, pero hubo un hecho que terminó de marcar el rumbo del encuentro. El técnico juninense decidió la salida de Dos Reis y a partir de allí Argentino se fue animando de a poco a llegar hasta las últimas líneas enemigas. La buena tarea del debutante Ezequiel Iglesias en la ofensiva salaíta hizo que los defensores locales tuvieran que extremarse al máximo para evitar la caída de su arco. Tanto, que en menos de cinco minutos los de Machetti y Craiyacich tuvieron tres claras ocasiones para marcar, pero las firmes manos de Drago, la pierna salvadora de García y un cabezazo desviado de Iglesias hicieron que el marcador continuara en blanco. El tiempo pasaba y Argentino seguía intentando llegar hasta el arco rival, pero un traslado excesivo del balón de Sampaoli, la lentitud de Bagüí y el poco aporte de Vigetti hacían que la mayoría de los intentos terminaran en la nada. El partido se moría y parecía que el cero no iba a quebrarse. Sin embargo fieles al viejo axioma futbolístico que reza que dos cabezazos en el área terminan en gol, los de barrio Sarmiento concretaron la victoria a ciento veinte segundos del final cuando Pablo Ghibaudo quebró la paridad después que Sampaoli desviara un córner del recién ingresado Sebastián Ferreyra y desatara la algarabía de los catorce salaítos instalados en la popular, y la bronca de los simpatizantes de Sarmiento, que comenzaron a insultar a la comisión directiva y tuvieron que ser dispersados por la policía para evitar incidentes mayores. Argentino llega al final del año entre los diez equipos que pelearán el ascenso, pero como la prioridad es la permanencia el triunfo le sirve para creer que el objetivo es posible si se mantiene por este camino.
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