Alejandro Cachari
El dedo gordo del pie derecho de Calleri dijo basta a la hora y cinco minutos de partido. Las ampollas y las contracturas de Acasuso -ya había sido atendido por calambres en el partido ante Coria- cerraron anticipadamente la jornada cuando hacía una hora y un minuto que enfrentaba a Chela. Resultado: Zabaleta y Juan Ignacio disputarán esta tarde la final del Torneo Argentino de Tenis Rosario 2001 a las 16. El tandilense se imponía a Agustín por 6/3 y 1/2. El de Ciudad Evita a Chucho por 7/6 (7/3) y 3/0. Las deserciones por lesión de los perdedores, algo bastante frecuente en el tenis (fundamentalmente en etapa de pretemporada), provocó una reacción insólita en un sector minoritario del público que reclamó airadamente el reintegro del dinero de la entrada y se instaló, desbordando el vallado de la seguridad privada, en la puerta de los vestuarios para insultar a Acasuso. Se vivió un momento francamente desagradable con personajes que con el argumento de ser los dueños del espectáculo porque pagaron, ingresaron a la zona de camarines, que por estos días fueron destinados al Torneo Argentino, y aprovecharon la ocasión para pedirle explicaciones a los organizadores por lo sucedido, como si la responsabilidad de la salida intempestiva de Acasuso fuera culpa de ellos. El affaire Coria-De la Peña, que había dejado maltrecho a Calleri el viernes por un pisotón cuando intentó separarlos, le sacó responsabilidades al cordobés que, de todas maneras, recibió algunos silbidos cuando se retiró. Pero los ánimos se caldearon del todo cuando Acasuso, imprevistamente, decidió retirarse. Allí algunos intentaron quitarle argumentos a las contingencias del juego y se fueron encima de quienes sólo cometieron el pecado de organizar un torneo que jamás había podido ofrecer esta ciudad, con una superficie que muy probablemente signifique una gran apertura para el tenis de alta competencia en Rosario. Existe la tentación de sentenciar que aquí no se puede organizar ningún espectáculo porque el esfuerzo es tirado por la borda en un santiamén, pero lo cierto es que un grupo de espectadores fuera de contexto y que parecen ignorar algunas situaciones azarozas armaron una situación confusa y difícil de manejar que resultó una pésima paga para quienes expusieron su patrimonio y su esfuerzo para organizar en esta ciudad el acontecimiento deportivo más importante del año. Quizás se hayan gastado líneas de más para observar el comportamiento de quienes se creen los dueños de todo vaya a saber a partir de qué parámetros. Se debe volver al tenis entonces. Zabaleta ratificó sus ambiciones a pesar de la inferioridad de Calleri y Chela mostró toda su potencia mientras el partido con Acasuso se jugó en igualdad de condiciones. Más allá de las contingencias y de la reprochable actitud de algunos, esta tarde existirá una última y preciosa oportunidad, en la impactante cancha del Jockey Club, de ver tenis de altísimo nivel en Rosario.
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