Washington. - Aviones estadounidenses bombardeaban intensamente Tora Bora, en el este de Afganistán, donde creen que se oculta Osama Bin Laden, mientras tropas de tierra de Estados Unidos partieron rumbo a la ciudad de Kandahar. Estados Unidos utilizó en la zona, en la noche del domingo, la superbomba Blu 82, un arma de casi siete toneladas en condiciones de destruir y matar en un radio de 500 metros. El objetivo eran precisamente Bin Laden y los otros líderes de la organización terrorista de Al Qaeda, según admitió, en un informe al Pentágono, el contraalmirante John Stufflebeem, portavoz de la guerra. Cuando la superbomba, conocida también como "Corta margaritas", fue lanzada, la inteligencia norteamericana pensó que, en el lugar, podían encontrarse dirigentes y combatientes de Al Qaeda, y "es de esperar que también Bin Laden". Aunque, en rigor, el Pentágono ignora a ciencia cierta si el terrorista saudita está allí, en la zona se desarrollan en estos momentos combates en los que participan, con helicópteros, fuerzas especiales norteamericanas. Los aviones han atacado con sus bombas el complejo de cuevas cercano a Tora Bora, pero esos ataques tuvieron una intensidad reducida, después del "pasaje" de la Blu-82, la bomba más poderosa del arsenal convencional de Estados Unidos. Los aviones tratan efectivamente de evitar que se produzcan víctimas entre los guerrilleros antitalibán que luchan contra un millar de combatientes, sobre todo árabes. Los enfrentamientos, según fuentes del Pentágono, son realmente "feroces". Los militares tienen, tal vez, la impresión de estar cerca de Bin Laden, pero los políticos mandan mensajes de prudencia. El vicesecretario de Defensa norteamericano, Paul Wolfowitz, advirtió que la guerra contra el terrorismo será aún larga, aunque reconoció que "la capacidad de Al Qaeda se ha visto significativamente limitada" en su capacidad de combate, de financiamiento y de adquisición de armamentos. En la misma línea que Wolfowitz se colocó Victoria Clarke, portavoz política del Pentágono, que indicó que las acciones militares en Afganistán no están por llegar a su fin. Según ella, la persecución de los terroristas podría requerir "años y años" de trabajo militar; pero los análisis no son "coincidentes". La guerra se redujo de hecho a la caza de dos hombres: en el este, de Bin Laden, y en el sur, el líder de los talibán en fuga, el mulá Muhammad Omar.Precisamente en la esperanza de interceptar a Omar y a otros líderes talibán, los marines acuartelados en el campamento Rhino, a un centenar de kilómetros de Kandahar, desplazaron hacia la pequeña ciudad integrista patrullas de marines con armas pesadas desde el campamento Rhino. (DPA)
| |