Año CXXXV
 Nº 49.326
Rosario,
lunes  10 de
diciembre de 2001
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Reflexiones
El Concejo que no fue y el que será

Grupo Joven Foro Regional Rosario

En el día de la fecha se renuevan 21 bancas en nuestro Honorable Concejo Municipal como consecuencia de las elecciones del pasado 14 de octubre. Dichas elecciones representaron un hito para muchos analistas ya que el 53% del padrón electoral manifestó una actitud negativa hacia las elecciones (entre abstenciones, votos en blanco y nulos). Sin embargo los hechos posteriores no acusaron recibo del espaldarazo de la ciudadanía hacia los encargados de dirigir nuestra sociedad.
Este hecho refleja una vez más la percepción generalizada de que las instituciones de nuestra República perdieron la capacidad de conducir el destino de nuestra comunidad. Por tal motivo es importante reestructurar nuestras instituciones para que canalicen las necesidades reales de la gente y actúen consecuentemente con esas necesidades.
En nuestro municipio es evidente que una de las instituciones que deben ser reformuladas es el Concejo Deliberante. Por esta razón, desde el Grupo Joven del Foro Regional Rosario decidimos abocarnos al estudio del funcionamiento del sistema electoral imperante para la elección de los concejales.
Las deficiencias que encontramos son muchas, pero las más relevantes tienen que ver con la vigencia de la ley de lemas. De no haber mediado esta ley la conformación del Concejo hubiera sido otra (ver cuadro). Es difícil hacer suposiciones, pero probablemente ni los diez concejales del PJ, ni los siete concejales de la Alianza, hubieran podido ponerse de acuerdo para integrar una lista única por sus respectivos partidos. Esto da cuenta de la escasez de propuestas y programas políticos desde los mismos partidos, los que difícilmente pueden aglutinar a sus afiliados detrás de un objetivo de largo plazo, con una visión clara del país al que quieren encaminarse. La ley de lemas ofrece la posibilidad a los partidos políticos de no realizar internas partidarias para la elección de sus candidatos, por lo tanto el ciudadano debe realizar un doble voto (al lema y a la lista del sub-lema), que representa un doble ocultamiento del candidato detrás del lema y luego detrás de la lista sábana de su sub-lema.
Así tendremos ilustres desconocidos en nuestro Concejo, que se alinearon en segundo o tercer lugar en un sub-lema, que puede pertenecer en el mejor de los casos al lema que se alzó con la mayor cantidad de votos (poco más del 15% del padrón electoral) y por otro lado tendremos once casos de candidatos que hubiesen ingresado en el Concejo si no hubiera mediado la ley de lemas. Con lo descrito anteriormente resulta evidente la falta de representatividad de algunos de nuestros concejales, ya que los dos partidos más votados (PJ y Alianza) no superaron conjuntamente el 30% del padrón electoral y se alzaron con más del 85% de las bancas en disputa (10 el PJ y 8 la Alianza). Aún más que eso: la ley de lemas representa la negación de los propios principios democráticos desde el momento en que distorsiona las decisiones del ciudadano cuando éste, indirectamente y sin intención, en ese acto cívico, termina beneficiando a quien no eligió, por el sólo hecho de que su voto suma para otros candidatos del mismo lema.
Desde el Grupo Joven del Foro Regional Rosario queremos instalar la discusión sobre la reforma del sistema electoral de la ciudad de Rosario, teniendo en cuenta las deficiencias del actual sistema y más aún en vísperas de una posible reforma de la Constitución de la provincia de Santa Fe, que deberá otorgar autonomía municipal a nuestra ciudad como lo establece la reforma de la Constitución nacional de 1994.
Sin embargo somos conscientes de que los problemas que nos aquejan actualmente a los rosarinos no se van a solucionar con una reforma electoral o constitucional, pero sí podrían contribuir a eficientizar nuestras instituciones que hoy por hoy se encuentran tan vapuleadas.
En definitiva, es lógico que nuestras instituciones sean el reflejo de una sociedad que por décadas no ha encontrado su rumbo.
La carencia de un proyecto nacional sustentable, de programas de gobierno basados en ese proyecto, lleva a nuestros partidos a plantear estrategias coyunturales en las que una banca simboliza el premio mayor al que pueden aspirar.


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