Mariano Bereznicki
Impresionante. Casi cinco mil almas rosarinas fueron testigos directos de la reinauguración del estadio de Tiro Federal, en pleno corazón de barrio Ludueña. Es que después de 96 años de vida, anoche el pueblo tirolense volvió a reunirse en su propia casa. Y mientras el representativo local se medía ante San Martín de Tucumán, por la quinta fecha de torneo Argentino A, los hinchas anfitriones no paraban de alentar, codearse y comentar con su compañero de butaca lo pintoresco que había quedado el estadio. Lo que para muchos parecía una utopía, para otros, los más optimistas tal vez, anoche se transformó en realidad. Y ahora sí, los Tigres pueden decir con el pecho inflado que son locales otra vez. Tuvieron que pasar casi treinta años para que los simpatizantes de Tiro volvieran a congregarse en su propio estadio para ver en acción a su equipo de toda la vida por un torneo oficial de AFA. El césped parecía una verdadera mesa de billar. La iluminación fue perfecta. Y en las pobladas tribunas, la adrenalina aumentaba al compás que lo hacían las agujas del reloj. Todo era una fiesta. Una verdadera fiesta. Y a pesar del empate, el marco y color que le brindaron los simpatizantes tirolenses fue el ideal para la histórica noche que vivieron en carne propia los dueños de casa. De ahora en más, esos mismos que ayer dieron el presente a la gran cita, de ahora en más estarán soñando con ver a este equipo la próxima temporada en la Primera B Nacional.
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