Santa Fe. - El justicialismo capitalino es un hormiguero pateado y no es para menos. En una insólita como inédita decisión, el ex presidente del Concejo, Alfredo Hediger, mediante un acuerdo reservado con el bloque de la UCR, facilitó su sucesión al radical Darío Boscarol. Esto dejó atónita a la mayoritaria bancada justicialista que, por su ausencia (y la de otros dos ediles), no pudo imponer a su candidato Eduardo Errante. También sorprendió al intendente peronista, Marcelo Alvarez, quien estará a merced de un legislativo en manos de un opositor.
Hediger, heredero de una conocida heladería de la ciudad, llegó al Concejo por una curiosa coyuntura: en su confitería solía tomar café Carlos Reutemann antes de entrar a la política. Esa relación que incluso llevó a Hediger a la presidencia del cuerpo no le sirvió para renovar el cargo aunque sí su banca, ocupando el cuarto lugar de la lista del peronismo luego de no conseguir esta vez el respaldo de Reutemann para encabezarla.
En el peronismo le atribuyen a Hediger haber actuado por despecho y, tildándolo de traidor, amenazan con solicitar su expulsión del partido porque, aseveran, hizo un acuerdo con el radicalismo para evitar la llegada a la presidencia de Errante. Este está plenamente identificado con Alberto Hammerly, por lo que la decisión del empresario heladero caló hondo, incluso, en la estructura provincial del reutemismo.
La palpable ruptura, cuyas consecuencias irían más allá de la partición del bloque del PJ, encendería en un duro debate en la estructura partidaria. Reutemann se mantuvo prescindente de la elección del presidente del cuerpo y en cierto modo también lo hicieron los tres líderes peronistas de la ciudad, Hammerly, Jorge Obeid y Julio Gutiérrez, por lo que se decidió que nombre del candidato surgiera mediante una votación interna.
Como el reutemismo posee mayoría dentro del bloque peronista, los demás sectores resolvieron concederle el derecho a la nominación, tras lo cual se encolumnarían los ediles que responden a Obeid, Gutiérrez u otra estructura. Un reunión reciente demostró que tres eran los aspirantes: Hediger, quien exigía seguir para, dicen que se justificó, abonar un proyecto propio de convertirse en candidato a intendente en el 2003. José Weber, un periférico del reutemismo que encabezó la lista de concejales el 14 de octubre último, y Errante, quien reunió la adhesión de casi todos sus pares.
Ante esa realidad el peronismo se convenció de que Errante era su candidato y que dada la preeminencia de apoyos que éste recibía todos los demás se encolumnarían detrás de su postulación. Pero eso no pasó y el viernes, en la sesión en la que juraron los ediles electos en octubre, faltaron Hediger y Weber. Además de lo inédito de que la reunión no estuviera encabezada por el presidente sin causa justificable, ni éste ni Weber han jurado todavía en el cargo por lo que se los tiene formalmente como no asumidos. Tanto es el enojo en sectores del reutemismo que no faltan quienes promueven evitar que presten juramento a fin de dejarlos fuera del cuerpo y disponer su reemplazo por corrimiento de listas, una idea extrema que difícilmente prospere al menos sin mayor costo de escándalo para el PJ.
Ante la imposibilidad de acuerdo del PJ, todas las bancadas concedieron un cuarto intermedio. Pero Hediger, Weber e Ileana Bizotto no aparecieron. Finalmente, Boscarol fue consagrado, aunque no fue el aliancista más votado en octubre. Lo fue la socialista Marta Fassino, quien, a su vez, recriminó a los radicales su sentido de oportunismo.
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La Ciudad
