Buenos Aires.- Una condena a 28 años de prisión le fue impuesta a un taxista que, en sólo 15 días, asaltó a ocho pasajeras de las cuales violó a tres e intentó hacer lo propio con las otras cinco.
La severa sentencia fue dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal 11 y recayó en José Américo Salvador, de 39 años, acusado de realizar un raíd delictivo en marzo de 2000 al comando de un taxi.
Durante el juicio oral y público al que fue sometido el taxista se recrearon los hechos ocurridos en esa fecha, cuando las pasajeras fueron sometidas en forma reiterada por el imputado.
El primero de esos episodios ocurrió cuando una mujer abordó el taxi en el barrio porteño de Palermo y exhibiéndole una bala ("es chiquita pero te puede matar", le aseguró) la obligó a pasar al asiento delantero.
Tomó un bolso, en el que se suponía había un arma, luego extrajo una caja de preservativos de la guantera y obligó a la víctima a ingresar a un albergue transitorio, donde la violó por vía vaginal.
Utilizando el mismo modus operandi, a los pocos días (el 11 de marzo de ese año) atacó de una pasajera que subió al taxi en la esquina de Arcos y Mendoza a quien violó en el interior del rodado, tras apagar las luces del vehículo.
Sin control
La víctima recordó que "sentía pánico al no poder saber si el atacante se acercaba a ella para lastimarla, violarla o matarla", tal como se desprende de la sentencia que suscriben los camaristas Enrique Pose, Floreal De Laurentis y Enrique Alvarez Aldana.
A la semana, el 18 de marzo, Salvador repitió la misma maniobra con una mujer que había accedido al taxi en Cramer y Juramento. Esta vez la llevó, bajo amenazas, a un albergue donde la violó dos veces por vía vaginal y otras tantas por vía anal.
En ese mismo período el taxista también intentó violar a otras cinco mujeres, pero por distintas circunstancias no pudo concretar sus propósitos, aunque a todas les robó sus pertenencias.
El raíd concluyó el 20 de marzo, cuando una potencial víctima logró hacerle una seña (le indicó que el agresor estaba armado) al conserje del hotel, y, al llegar a la habitación donde iba a ser violada, fingió un desmayo. La estrategia dio resultado, ya que el conserje había dado aviso a la policía, que procedió a detenerlo a los pocos minutos. (Télam)