José L. Cavazza
Alejandro Lerner comienza a despedir hoy, a las 22, en el Auditorio Fundación Astengo, un año en que las cosas le salieron como en un dulce sueño. En 2001 fue el único argentino en tener dos nominaciones a los Grammy (mejor álbum pop masculino por "Si quieres saber quien soy" y mejor canción del año por "Amarte así"), se dio el gusto de componer para Carlos Santana durante su permanencia en Los Angeles por nueve meses, se reencontró en el Gran Rex de Buenos Aires con su público y sus amigos músicos -Pappo, David Lebón, Erica García, Soledad y Rubén Rada, entre otros-, debutó como productor con "Libre", el último álbum de la Sole, y, la cereza del postre, fue el invitado de honor de la cena que Diego Maradona ofreciera tras su partido homenaje. El cantautor eligió para su regreso al escenario un repertorio con temas emblemáticos de su extenso repertorio, incluyendo su primera etapa con Soluna y pasando por su formación La Magia. Hoy está acompañado por una banda integrada por Dany Avila en batería, Horacio Montesano (toca con Lerner desde la etapa de La Magia) en guitarra y Diego Ortells en teclados, entre otros. Esta noche mostrará peinado nuevo y versiones diferentes de clásicos como "Todo a pulmón" o de canciones hoy casi olvidadas como "Nena neurótica". "Hoy mis shows tienen menos síntesis y más sangre", comentó el cantante en charla con Escenario, y prometió: "Y terminan con mucho rock and roll". -¿De qué se trata tu nuevo show? -Hay un poco de todo. Estoy presentando canciones de mi nuevo disco, versiones nuevas de temas clásicos, algunas cosas que hecho con Disney y sobre todo, por lo menos lo que fue el show de Buenos Aires, un reencuentro con un montón de artistas amigos con quienes he compartido gran parte de mi vida y hemos hecho una gran fiesta en el escenario. Espero que el recital de Rosario salga con la misma onda por lo menos para levantar un poco la moral de la gente aunque sea sólo por un rato. -¿Una nueva misión de los conciertos de rock? -Sí, un poco de entretenimiento, otro tanto de comunión y darse cuenta que todavía un pedazo de esta Argentina se encuentra de un mismo lado y no peleando todos contra todos. Los artistas aún podemos representar a la gente. -¿En los recitales de ahora hay menos banderas políticas y más entretenimiento? -Creo que hoy en día somos mucho más responsables de nuestra realidad social, sobre todo porque tenemos más espacio para la opinión y para ser disidentes también. En otros tiempos era más arriesgado, sin embargo el rock fue de los pocos movimientos artísticos que pacíficamente hablaba de la necesidad de la democracia. -¿Las nuevas versiones de tus canciones clásicas responden a algún principio? -Mi nuevo concierto tiene una escala ascendente y termina con mucho rock and roll. Esa es la tendencia. Yo me estoy divirtiendo muchísimo, y eso tiene que ver con que en los últimos años mi vida pasó por experiencias enormes, de viajar y tocar con mucha gente importante, por ejemplo. Hace poco conocí a Santana y hay una canción ("Ayer es hoy") donde yo canto y él toca la guitarra que incluirá en su nuevo disco. Creo también que nuestro país necesita encontrar en la música algo que lo saque de esta melancolía en que está hundido. Creo que hay que sacar al país de la melancolía. -Muchos de aquellos temas clásicos -"A todo pulmón", "Volver a empezar", "La balanza del mal y del bien"- en el fondo tenían un tono esperanzador. ¿Cómo creés que se escuchan hoy, en un país donde parece no haber mucho lugar para la esperanza? -Suenan absolutamente actuales, porque creo que hay mucha gente que sí está dispuesta a darse una nueva chance. Este país tiene una gran capacidad de resurrección, lo que ocurre es que al no tener un liderazgo firme la gente se angustia más, como un niño cuando el padre no le da contención. -¿Qué aprendiste en tu larga estancia en Estados Unidos? -Mucha más desinhibición, menos prejuicios y preconceptos, sobre todo en lo relacionado a determinar por qué alguien puede ser afectivamente allegado o no. En Argentina hemos inventado demasiadas barreras, por ejemplo, de no ser amigos de alguien que hace una música distinta a la nuestra. En Estados Unidos vi también una exigencia profesional interesante que es digna de aprender. No todo es así, porque también allá hay chantada y mediocridad, pero la ilusión de que a uno le puede ir bien es algo alentador. -¿Pudiste ver qué rumbo está tomando la música pop en Estados Unidos? -Creo que hay un gran vacío de ideas en la música pop, una gran tendencia a inventar cosas pero que en el fondo no existe un aporte de ideas novedosas. Nada dura demasiado tiempo y esa es la característica de los últimos años. Además Estados Unidos está inmerso en una crisis ideológica muy fuerte después de los atentados del 11 de septiembre y hoy se están replanteando por qué les pasa lo que les pasa. Por otro lado, se terminó la idealización de que Estados Unidos es un paraíso y el resto del mundo está para el culo. Por mi parte, yo soy muy libre con respecto a todo lo que sean movimientos estéticos o comerciales. Me muevo libremente en esa marea, soy un artista que en los últimos años trabajó tanto con Mercedes Sosa o con Richard Coleman, por ejemplo. En Estados Unidos estuve componiendo con Carol King pero al mismo tiempo con el guitarrista Lucho González, que viene de otro palo. Creo que eso caracterizó mi vida en los últimos años, que ha sido mucho más ecléctica y desprejuiciada. -¿El hecho de ser un músico bastante ecléctico no te hizo alguna vez perder el rumbo? -Los rumbos van cambiando, no es siempre el mismo. En la vida creativa y profesional de un artista de pronto tenés de cambiar de discográfica o de manager o la relación con la prensa no es la misma de antes. Lo que quiero decir es que me di cuenta de que hay que andar muy relajado ante toda esta realidad y además saber aprovechar los cambios de rumbo para aprender otras cosas. Por ejemplo, yo ahora aprendí mucho produciendo el disco de Soledad, hecho que si me basara en mi carrera de cantante o compositor esa tarea no aparece como naturalmente integrada porque es otro tipo de trabajo. También, por otro lado, componer me descansa mucho de mis otras actividades. -¿No hay peligro de que esos dos roles, el de músico y el de productor, choquen en algún punto? -No creo. Terminé de producir el nuevo disco de la Sole hace un mes y acabo de hacer dos conciertos en el Rex y creo que también va a ser muy buena toda la gira por la Argentina, después de estar más de ocho meses afuera del país. Pienso que es una cuestión de voluntad, de hacer las cosas con muchas ganas. Hay que saber separar las aguas. Para producir hay que ser muy responsables porque estás manejando el destino profesional de un artista por un tiempo, donde ya no es tu propia carrera. Eso requiere de mucha dedicación y concentración, porque nadie se merece que venga un productor a hacer un trabajo en su tiempo libre. -¿Cuál de tus canciones sintetiza mejor tu vida? -Yo creo que "Todo a pulmón". Parece fácil la respuesta pero lo digo de corazón. Elijo "Todo a pulmón" porque soy un tipo que nunca bajó la guardia, ni en los buenos momentos ni en las instancias de mayor lucha. Mi actitud hasta el día de hoy es tomarme las cosas con seriedad y compromiso, y me rompo bien el culo para que cada vez que hago un concierto la gente se vaya contenta a su casa.
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