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La ley del garrote

Deseo referirme a una rutina conocida como "Las viudas lloronas" que ofrecen los alumnos que egresan de la Escuela Normal Nº 1 que abandonan los libros para enfrentar la vida con sus flamantes títulos de bachilleres: orientación docente, físico-matemático, comunicación social y biológico. Dicho establecimiento debiera hacer durante el curso del año lectivo un seguimiento de la conducta de sus alumnos y conocer perfectamente quiénes dentro de la travesura aprovechan para realizar desmanes, ser depredadores y sacar a luz sus instintos primitivos. Todo acto de vandalismo es justo que tenga su castigo, pero ¿fueron todos los alumnos de los quintos años del turno mañana los que participaron en tales acciones? Tanto la dirección de la escuela como los profesores tienen bien identificados a los autores de los hechos perversos, ya que son alumnos que vienen arrastrando a lo largo de su carrera un accionar rebelde y destructor. Mi pregunta es: ¿qué hizo la escuela para encauzarlos a través de métodos modernos de corrección y contención? Así llegamos a las amonestaciones colectivas. Todos los que intervinieron en la celebración del luto y provocaron destrozos, así como los que sanamente se disfrazaron y simularon llantos lúgubres que provocaron la risa o la sonrisa de las personas que los vieron desfilar tuvieron la misma sanción. Pero no todo terminó con las amonestaciones. Los quintos años del turno mañana tienen como castigo adicional la suspensión del acto de colación de grados. ¡Se ha suspendido una etapa de la vida estudiantil! Las autoridades y profesores de la escuela, ¿han meditado por un segundo en lo traumático de esa suspensión para la gran mayoría de los alumnos que recibieron una condena sin merecerla, y por tanto injusta? Las autoridades no aprendieron que esas amonestaciones colectivas no sirven y que caen sobre culpables e inocentes. Pareciera que la ley del garrote es la que impera en el Normal N º1.
LC 5.565.914