Rodolfo Bella
Intérpretes: Isabelle Huppert, Jacques Dutronc, Anna Mouglalis, Rodolphe Pauly, Michel Robin y Brigitte Catillon. Guión: C. Eliacheff y C. Chabrol. Dirección: Claude Chabrol. Duración: 99 minutos. Género: suspenso. "Gracias por el chocolate" es un thriller que relata las intrigas de un matrimonio burgués, un tema con el cual suele identificarse al director Claude Chabrol. Los personajes de esta película muestran una moral ambigua y el suspenso se filtra por los lugares más comunes y cotidianos hasta minar la aparente normalidad de la pareja. Los personajes protagónicos son Mika, interpretada por Isabelle Huppert, y André, a cargo de Jacques Dutronc. Mika, una empresaria chocolatera, encuentra en Huppert la máscara ideal para reflejar la ambigua relación de los personajes de adhesión y desprecio por las convenciones sociales de la clase social que en reiteradas ocasiones reflejó Chabrol. En "La ceremonia", el filme anterior del director, también protagonizado por Huppert daba una muestra antagónica del personaje que desarrolla en esta ocasión, pero desde el punto de vista de empleada doméstica. En el desempeño actoral de Hupert se asienta gran parte del mérito del filme construido a partir de retazos de historias personales donde no faltan las muertes misteriosas y hasta un cambio de identidades. Narrado con precisión milimétrica, la película avanza y retrocede de manera acompasada en escenas que van esclareciendo el filme. El director gradúa el suspenso en pequeñas dosis y, a la manera de los clásicos de Alfred Hitchcok, que Chabrol parece evocar, los pequeños gestos y elementos secundarios del relato llegan a constituirse en la pista sólo hacia el final. El suspenso se manifiesta cuando aparece en escena Jeanne, un elemento extraño en el cerrado entorno del matrimonio. Jeanne es una joven y talentosa pianista. La chica acapara la atención del marido y enfrenta a la protagonista con los elementos más velados de su personalidad hasta el punto que de reavivar algunos impulsos homicidas del pasado. La chica puede ser luego de un posible cambio de bebés en la maternidad hija de sus padres legales o del pianista, quien enviudó y se volvió a casar con Mika, una antigua amiga de la familia, luego de la misteriosa muerte de su primera mujer. La resolución del conflicto, como en la mayoría de las producciones del director francés, es casi un elemento secundario, aunque el esclarecimiento llega como el lógico clímax del final. Sin embargo Chabrol prefiere zambullirse en la descomposición que se esconde detrás de la aparente normalidad de personas casi vulgares, en sus miedos y en la insistencia de los personajes para enfrentar sus conflictos más profundos.
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