Año CXXXV
 Nº 49.324
Rosario,
sábado  08 de
diciembre de 2001
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Una ONG realizó una encuesta en todos los colegios secundarios de la ciudad
En cuatro años se duplicó el consumo de drogas entre estudiantes de Casilda
El 10% de los alumnos entre 13 y 18 años admite ser adicto. Estiman en un millón de pesos las ventas anuales

Gustavo Orellano

Casilda. - El diez por ciento de los estudiantes casildenses que cursan primero, tercero y quinto años del nivel medio -entre 13 y 18 años- admite ser adicto o haber consumido estupefacientes alguna vez. En tanto, la mitad asegura conocer algún drogadicto. Así lo revela una encuesta realizada por el Grupo de Prevención de la Drogadicción Almafuerte sobre 1.100 casos distribuidos en todos los colegios secundarios de la ciudad. Los datos reflejan que se duplicó el nivel de consumo de drogas en esta ciudad entre adolescentes y jóvenes en comparación con 1997, cuando un relevamiento similar arrojó que sólo el cinco por ciento de los estudiantes reconocía alguna adicción.
Los recientes resultados ponen en evidencia la gravedad de una problemática que cala cada vez más hondo en Casilda, a pesar de que algunos sectores prefieran ocultarla. El tema sería aún más grave si se tiene en cuenta que se estima que un porcentaje de estudiantes habría ocultado su adicción ya que una décima parte de los encuestados respondió que no pediría ayuda en caso de ser adicto. "Esto puede interpretarse como una excusa para escaparle al problema y no reconocer la enfermedad", opinó el presidente del Grupo Almafuerte, Guillermo Castañeda.
El titular de la entidad calificó a este cuadro de situación como preocupante y se mostró sorprendido por la cantidad de estudiantes que dicen conocer a personas que consumen. En ese sentido consideró que "eso significa que existe disponibilidad y una cercanía hacia la sustancia, lo cual sumado a que los jóvenes están influenciados por el lenguaje de la cultura de las drogas, ayuda a crear una situación de adicción".
La entidad viene trabajando este tema desde hace años pero, a pesar de los esfuerzos, aún no logró su objetivo: bajar la demanda de consumo de estupefacientes en esta ciudad. Mientras el problema se agrava y crece el número de adictos, el mercado negro de la droga mueve cada vez más dinero.
La institución estima que la venta de sustancias prohibidas -fundamentalmente marihuana y cocaína- en Casilda supera el millón de pesos al año. En el resto del departamento Caseros la problemática no es tan grave, aunque no deje de ser preocupante en algunas localidades como Chabás, Bigand y Arequito.
Esta encuesta se limitó a sondear cuestiones relacionadas únicamente con la problemática de la drogadicción, a diferencia de otras realizadas por Almafuerte, en 1995 y 1997, que también ahondaron sobre otro tipo conductas y adicciones como alcoholismo, tendencias suicidas, bulimia y anorexia.
Estas datos serán dados a conocer a la comunidad y cada escuela recibirá un informe pormenorizado para tomar las medidas pertinentes. "La idea es que las escuelas instrumenten talleres u otras alternativas de trabajo grupal para prevenir", dijo Castañeda.

Ambitos de ventas
El trabajo también reveló que los jóvenes eligen como diversión de fin de semana reunirse en una casa con amigos, tomar algo en un bar o salir a bailar, aunque un 30 por ciento dice hacer las tres cosas o más. También sorprendió que un alto porcentaje de jóvenes identifiquen los ámbitos de venta de drogas.
"Ese dato surgió porque consultamos a los estudiantes sobre los lugares donde desarrollarían trabajos preventivos y si bien muchos pusieron en las escuelas o algún barrio otros nos sugirieron que vayamos a tal esquina, a tal lugar o plaza, lo que demuestra que los sitios de venta de droga están reconocidos. Quien quiera conseguirla sabe muy bien donde ir", explicó Castañeda.
"Evidentemente existe una aceptación a la cultura de la droga que, sumada a la disponibilidad de las sustancias y la ignorancia de muchas familias por el tema, hace que los índices de consumo de droga en Casilda sean cada vez más altos", insistió Castañeda.
De todas maneras, y a pesar de que "la sociedad suele mirar para otro lado", Almafuerte está convencido de que puede frenar el avance de este flagelo desde la prevención. La entidad creó hace poco en el centro donde funciona un grupo de autoayuda donde se acercan familiares, ex adictos y enfermos que están empezando a tratarse para salir del problema.
"Nos reunimos todos los miércoles en la casa del Club Leones. Somos unas diez personas", dijo Castañeda, para sintetizar el esfuerzo que realiza la institución para brindar un servicio a la comunidad que no parece tener el suficiente apoyo oficial.



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