El gobierno acusó recibo ayer de la negativa del Fondo Monetario Internacional (FMI) a desembolsar los 1.260 millones de dólares que el país necesita para evitar el default. En el transcurso de una jornada cruzada por rumores de todo tipo sobre las alternativas de política monetaria que se ciernen sobre la Argentina, el presidente Fernando De la Rúa instruyó al ministro de Economía, Domingo Cavallo, para que viaje de inmediato a Washington para negociar con las autoridades del FMI e inició ayer mismo una ronda de negociaciones con sectores políticos destinada a acordar una estrategia que permita mantener al país de pie. Las pautas para ese consenso fueron anticipadas ayer al mediodía por un vocero del FMI, quien planteó que las discusiones en marcha con la Argentina no pasaban por una devaluación ni una dolarización, sino que se enfocaban en cuestiones fiscales. Y el jefe de Estado tradujo ese mensaje en horas de la noche, cuando llamó a la dirigencia política a trabajar por la unidad nacional y planteó como ejes de esa unidad la sanción del presupuesto 2002 y de una nueva ley de coparticipación federal.
Según dijeron fuentes oficiales, Cavallo ofrecerá a las autoridades del FMI mayores detalles del programa de déficit cero planteado por el gobierno, así como los resultados obtenidos hasta ahora sobre la primera fase del canje de la deuda pública. Y también explicará ante las autoridades del Fondo en Washington el proceso de reestructuración de la deuda que se desarrollará con los tenedores extranjeros de títulos argentinos.
El FMI marcó las pautas
Las declaraciones de ayer del vocero del FMI, Tomás Dawson, anticiparon que ese camino no será nada fácil. "No creo que haya una misión en el futuro cercano. Las conversaciones se enfocaron principalmente sobre la cuestión fiscal y no sobre el régimen cambiario", dijo en referencia a la misión que estuvo hasta hace pocos días en la Argentina.
El portavoz del FMI insistió ayer en la suspensión del programa argentino, del cual dependía el desembolso, y dijo que la clave del problema está en el incumplimiento de las metas fiscales. Calificó como "lamentables" las medidas de control bancario adoptadas la semana pasada pero admitió que el gobierno argentino estaba obligado a tomar algún tipo de medidas.
Poco después de que el FMI divulgara su postura, el presidente de la Rúa convocaba de urgencia a una reunión de gabinete, que tuvo una alta dosis de tensión, principalmente por las facturas pasadas por parte del jefe de Gabinete, Carlos Colombo, al ministro Cavallo, por su actuación en las negociaciones con el FMI.
Tras el encuentro, que se extendió por más de dos horas, Cavallo anunció su viaje a Washington para mantener contacto personal con las autoridades del Fondo acompañado por sus secretarios de Hacienda, Jorge Baldrich; de Finanzas, Daniel Marx; y de Política Económica, Guillermo Mondino.
Durante la jornada, De la Rúa se reunió con varios gobernadores, entre ellos el santafesino Carlos Reutemann, dialogó por teléfono con el ex presidente, Carlos Menem y evitó tomar contacto con el gobernador bonaerense Carlos Ruckauf. A todos ellos pidió colaboración, para poder dar una señal de unidad hacia afuera. "Trabajaremos por la unidad nacional que debe manifestarse en la aprobación del presupuesto y en impulsar la ley de coparticipación", reveló el jefe de Estado al final de la jornada. "Hay que mostrar que el país está unido frente a una tarea común", dijo en referencia al canje de la deuda, y recordó que una reprogramación de los compromisos era "lo que el conjunto de la dirigencia reclamaba", por lo cual pidió "honestidad y lealtad" con la realidad.
El pedido de aval para avanzar con la sanción del presupuesto 2002 y otras leyes de reforma del Estado explotó como una bomba en el seno de la oposición. Sin embargo, los pronunciamientos públicos transitaron por las generalidades.
El jefe de Estado se ocupó de remarcar que el "no" del FMI es todavía un tema abierto: "Esto continúa. Cavallo va ir a Washington para ver cuál es la opinión del Fondo" sobre los pasos que debe seguir la Argentina.
Devaluación no, dolarización ni
Sin embargo, está a las claras que el camino está plagado de obstáculos. Por detrás del desembolso del FMI están en juego las divisas que deben aportar el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y también los respaldos indispensables para intentar resolver con éxito el tramo internacional del canje de deuda.
A pesar de todos los golpes recibidos, a Cavallo se lo vio muy suelto de cuerpo en la última conferencia de prensa que brindó poco antes de partir hacia los Estados Unidos. Allí dijo que "si hay que firmar un papelito o un waiver (perdón), yo lo firmo con tal de que venga la plata".
Mientras tanto, los pasos fallidos del gobierno amplificaron ayer todo tipo de escenario de catástrofe para el país, como congelamientos de depósitos, incautación de los fondos de las AFJP y hasta una devaluación, una opción que fue enfáticamente desmentida por el gobierno. Aún sin salirse de su discurso, Cavallo dejó ayer la puerta abierta para avanzar con una dolarización, al destacar que es una opción "prevista en la ley de convertibilidad" que defiende a capa y espada.
"Yo no puedo decir que no va haber dolarización. Si todos los argentinos eligen el dólares obviamente habrá dolarización, pero por elección de los argentinos", dijo Cavallo. En tanto, los analistas barajaban un escenario posible, que comience con la admisión por parte de la Argentina de la cesación de pagos, siga con un pacto con el FMI basado en garantías para contraer el gasto público vía sanción del presupuesto 2002 y una profunda reforma del Estado, y a partir de allí negociar con el Tesoro norteamericano un acuerdo de dolarización.