Oscar Lehrer
El de ayer sin dudas fue un día doloroso para todos aquellos que de una forma u otra hicieron lo posible para que en las última temporadas Rosario Central participará en la divisional B, tercer nivel de la Liga Nacional de Básquetbol. Es que ayer venció el plazo que la Asociación de Clubes (AdC) le otorgó (la inscripción se había cerrados 15 días atrás) a los canallas para que presentaran los avales exigidos por reglamento para confirmar su intervención. Pero dicha documentación no llegó a las oficinas de la AdC y así simplemente quedó confirmada la deserción de los rosarinos en este campeonato, luego de haber participado en las dos últimas temporadas. En síntesis, por problemas económicos (cuyo origen son otros y no por culpa del básquetbol) Central perdió un lugar que había ganado deportivamente para llegar a esta competencia. Pero esto no es todo en el mal presente de los canallas en esta disciplina deportiva. Hay que tener en cuenta que el básquetbol auriazul, no solamente se quedó sin la Liga, sino que por la impericia de sus dirigentes está a punto de perder la categoría (luego de haber sido campeón por tres años consecutivos) en el orden local, donde está jugando con un grupo de voluntariosos juveniles, que han perdido por paliza en todas sus presentaciones. Por esta determinación que no se llega a entender y que a muchos no les importa -"Central es solamente fútbol", dicen-, los aficionados rosarinos deberán conformarse con observar los torneos de la Liga desde afuera, algo que ya es común en esta ciudad.Central lo tuvo todo a su alcance, pero no lo supo aprovechar.
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