Alejandro Cachari
Se acerca la hora del acontecimiento deportivo más importante del año para esta ciudad. Dentro de una semana, los 9 mejores tenistas de Argentina estarán en el Jockey Club para disputar el torneo Argentino Rosario 2001. Quizás pueda considerarse excesivo el calificativo de mayor evento de la temporada, pero lo cierto es que ningún deporte arrimó tanta calidad y jerarquía internacional durante 2001 a una ciudad que, además, no se caracteriza -lamentablemente- por ser sede de las pruebas deportivas más importantes. Con sólo sacar la cuenta del tiempo que hace que a Rosario no viene la selección de fútbol es suficiente. Por eso debe ponderarse el esfuerzo. Porque uno de los motivos de la escasez de competencia deportiva de nivel es justamente la falta de condiciones mínimas imprescindibles para afrontar semejante erogación. Guillermo Cañas, Guillermo Coria, Gastón Gaudio, Franco Squillari, Mariano Zabaleta, David Nalbandian, Juan Ignacio Chela, José Acasuso y Agustín Calleri conformaron una temporada memorable para el tenis argentino, que se coronó con el ascenso al Grupo Mundial de la Copa Davis después de nueve años. La armada argentina, o gran parte de ella, se presentará la semana próxima en Fisherton porque allí encontrará un muy buen motivo para comenzar a preparar la temporada 2002, que comenzará en Oceanía y con su punto culminante en el abierto australiano (primer Grand Slam de la temporada) durante la segunda quincena de enero. Los organizadores no sólo pensaron en armar una buena cita, se preocuparon para que la puesta en escena estuviera a la altura de las circunstancias. Y no era sencillo. Había que estar al mismo nivel de primeras figuras internacionales. El Jockey tendrá una carpeta asfáltica que les permitirá a los Nueve Fantásticos comenzar a familiarizarse con las superficies rápidas que encontrarán el mes próximo. No hay dudas, que la ciudad asistirá a partidos de tenis de altísimo nivel y con deportistas de diferentes características. Cañas, el mejor argentino del año y uno de los mejores del mundo, intentará reforzar sus ambiciones para hacer crecer en el 2002 lo que sembró en el 2001. Es un jugador apto para cualquier superficie y quizás el de mayores atributos para canchas rápidas. Su estreno será el jueves (no antes de las 18) en el segundo turno y frente al zurdo Squillari, el menos capacitado de todos para terrenos duros. A propósito de Franco, no tuvo una buena temporada, pero era previsible que su ránking se cayera; había demasiados puntos por defender y, entre otras cosas, retornar a una semifinal de Roland Garros era algo muy parecido a una utopía. El torneo se iniciará el jueves a las 16 con el choque entre Gaudio y Zabaleta. Un romántico, talentoso por donde se lo analice, y otro -el tandilense- que hasta aquí cumplió con los requisitos de la mayoría de los tenistas argentinos que salieron al ruedo después de Vilas y Clerc: siempre insinuó más de lo que concretó. A diferencia de otros, si internaliza que está capacitado para poder tiene chances de llegar muy lejos, como en el US Open por ejemplo. Mariano puede ganarle a cualquiera, el problema es que generalmente pierde con cualquiera. Para el viernes quedaron reservados dos duelos de la nueva generación. A las 16, Nalbandian y Chela cruzarán palos en un partido muy prometedor, en el que se juntarán el notable crecimiento del unquillense en la segunda mitad del año y el ejemplo del joven de Ciudad Evita para torcerle el brazo a la adversidad y arrancar de cero después del doping que lo sentenció a transformarse en uno más entre miles. Juan Ignacio tuvo la capacidad para recuperar el terreno perdido en un tiempo récord, casi impensado allá por el lejano mes de abril. El cierre de los cuartos de final lo ofrecerán Coria y Acasuso. El rufinense vuelve tras una larga inactividad, que no lo privó de mantenerse como la máxima promesa del tenis argentino, y el misionero, un aliado de la potencia, todavía padece los vaivenes de los primeros tiempos del profesionalismo, pero ya está bien enquistado entre los 100 mejores del mundo. La mesa está servida para vivir cuatro jornadas imperdibles sobre una superficie que mostrará el crecimiento del tenis argentino en todos los pisos. Imperdible.
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