Una vez terminada la Tercera Guerra Mundial, las naciones sobrevivientes deciden dejar de lado sus diferencias y unirse en el desarrollo de la nanotecnología. Sin embargo, aunque el mundo prospera, ciertos viejos líderes buscan recuperar su poder y, para lograrlo, están dispuestos a revivir el fantasma del conflicto armado... Este es, grosso modo, el argumento de Hostile Waters: Antaeus Rising, donde el jugador debe conducir una supernave (justamente, de nombre Antaeus) para, una vez más, luchar contra el mal y salvar a la Humanidad. Este título de Rage está dividido en misiones muy variadas, con excelentes animaciones, gráficos y diálogos. La nave, rescatada por los gobernantes actuales, cuenta con un generador de nanobots que permiten construir unidades. Para tripularlas, el jugador deberá "reclutar" a soldados caídos en combate (o, dicho de otro modo, muertos), cuya personalidad fue retomada y digitalizada en chips llamados SoulCatchers. Estos personajes resucitados también son manejados por el jugador. Tienen una manera de ser propia, con preferencias por determinados armamentos y vehículos. Asimismo, interactúan entre sí, agradeciéndose cuando se ayudan o insultándose cuando las cosas salen mal. Para controlar todas las unidades (pueden ser 12) con precisión, hay que acceder a una interfase estratégica desde donde dar órdenes a cualquiera de ellas. En cuanto a la conducción de los vehículos, sus controles son muy similares e intuitivos. Y como se puede personalizar el equipo de tareas y el armamento, es posible armar a gusto toda una fuerza de ataque. Hostile Waters: Antaeus Rising corre en un engine gráfico de primera, con excelentes efectos de iluminación y un ciclo de día y noche muy interesante (en las últimas misiones, se puede castigar una base durante jornadas enteras). También se distingue el mapa estratégico, que permite analizar las posiciones enemigas, entre otras cuestiones. La única crítica que cabe en esta reseña tiene que ver con los tiempos de carga, demasiado extensos. En síntesis, este título sorprende en cuanto a calidad técnica y al juego en sí. Su mayor logro es que combina estrategia y acción de una manera muy intuitiva, con buenos gráficos y mucho estilo, todo envuelto en una historia genial. Indudablemente, se trata de una propuesta muy recomendable para los amantes de este género o, simplemente, para quien espera ver algo distinto en un mar lleno de peces iguales.
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