En una jornada exitosa para los golfistas españoles, Sergio García se alzó con la victoria en el torneo de Sun City, en Sudáfrica, y se llevó un premio de dos millones de dólares, al tiempo que José María Olazábal venció en el certamen de Hong Kong, válido para el circuito europeo de 2002.
García firmó una espléndida tarjeta de 63 golpes en la última vuelta, y neutralizó los seis impactos de desventaja con que partió respecto al líder desde el primer día, el sudafricano Ernie Els, al que posteriormente venció en el desempate.
La victoria y la obtención de uno de los mayores premios en metálico del deporte mundial permiten a García incrementar sus ganancias esta temporada hasta los 5,4 millones de dólares, sólo superado por el estadounidense Tiger Woods.
El comienzo de la remontada de García, que hizo todo un despliegue de golf, llegó en el hoyo cuatro, con un eagle. Posteriormente, encadenó ocho birdies en once hoyos que le permitieron alcanzar a Els.
La reacción del español adquiere aún más mérito porque el juego estuvo interrumpido durante una hora y media después de que los jueces lo suspendiesen por la llegada de una tormenta.
Tras la reanudación, García siguió en su línea, excepto en el hoyo 18, donde un approach demasiado fuerte le obligó a cometer el único bogey del día. Posteriormente esperó el fin del partido de Els, que en los últimos tres hoyos no logró birdie ni cometió bogey y se fueron al desempate, donde definió con maestría.
Olazábal, grandioso
Por su parte, el otro español, Olazábal, se adjudicó el torneo de Hong Kong gracias a un final espectacular con tres birdies consecutivos y un golpe de antología.
El español cimentó su triunfo en sus dos espléndidas y regulares rondas finales, con 64 golpes el sábado y ayer, lo que le permitió sumar un total de 262 golpes, 22 bajo par.
Pero la forma en que lo consiguió fue aún más impresionante. Olazábal llegó con dos golpes de desventaja al hoyo 16 respecto a los líderes, el australiano Adam Scott y el noruego Henrik Bjornstad.
Olazábal logró el birdie y repitió en el 17, pero aún tenía guardado un golpe mágico. En el desarrollo del 18, su bola fue a parar junto a los árboles. La situación era complicada, con las ramas impidiéndole una clara salida y sin un amplio ángulo de ataque al green, que además estaba protegido por un lago. Sin embargo, el vasco, con un hierro cinco salvó todos los obstáculos y dejó la bola a sólo unos centímetros del hoyo. (DPA)
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