Año CXXXV
 Nº 49.319
Rosario,
lunes  03 de
diciembre de 2001
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El equipo de Bielsa deberá hacer pesar su jerarquía

Después de mil hipótesis y conjeturas, de presunciones y análisis, el seleccionado argentino quedó encuadrado en el grupo F de la Copa del Mundo 2002 con adversarios que ningún otro equipo quería tener, aunque con la ventaja de que su potencial individual y jerarquía colectiva le pueden deparar un sólido funcionamiento que le permita superar esos obstáculos.
Si una hora antes de iniciada la ceremonia en el Busan Exhibition & Convention Center se arriesgaba que los rivales del equipo dirigido por Marcelo Bielsa iban a ser los duros conjuntos de Inglaterra, Suecia y Nigeria, los signos que aparecerían inmediatamente iban a ser de preocupación.
Pero una preocupación lógica y no desmedida, en virtud del reconocido poderío que ostentan los albicelestes, elemento que reconocieron todos los personajes del ámbito del fútbol mundial y que los hace acreedores a poseer el favoritismo excluyente para quedarse con el título en junio próximo.
¿Cómo debe afrontar Argentina estos exigentes compromisos, en los estadios japoneses de Ibaraki, Sapporo y Miyagi? Por lo pronto, con naturalidad y la serena convicción de que si desarrolla su juego es muy difícil que un adversario pueda gobernarlo completamente.
El equipo argentino asumirá una parada dura desde el debut, el 2 de junio del 2002, en el Kashima Soccer Stadium, ante las denominadas Aguilas Verdes africanas, reconocidas como el conjunto más poderoso del continente.
Y por si fuera poco, cinco días más tarde, en Sapporo, el conjunto de Bielsa se verá nuevamente las caras en un Mundial (como ya ocurrió en 1962, 1966, 1986 y 1998) con una Inglaterra que promete más de lo que concreta, aunque con el handicap de poseer a figuras de la talla del mediocampista David Beckham o del delantero Michael Owen, verdaderos valores que pueden ser emparentados con sudamericanos antes que europeos, por su destreza individual e inteligencia para jugar.
Y para cerrar la participación en la ronda inaugural, el 12 de junio el equipo argentino se medirá con una equilibrada Suecia, que no luce ni deslumbra pero surge como una de las formaciones más parejas del territorio europeo, sin olvidar que ganó su grupo clasificatorio invicta (ocho triunfos y dos empates) y apenas recibió tres goles.
Ante estos antecedentes de adversarios, cualquier otro combinado huiría espantado. Sin embargo, Argentina promete tener el lomo suficiente como para bancárselos.
El titular de la AFA, Julio Grondona, arrojó una vez que el destino estaba echado, la primera frase descomprimidora: "Me gusta un sorteo así, porque Argentina venía como banca fácil y eso, a veces, no es bueno".
Más que cierto lo que anunció el mandamás del fútbol argentino. La existencia de rivales menos comprometedores en la ronda inicial puede conllevar a cierta relajación y falta de concentración, sensaciones que pueden ser fatales en segundas fases de competencias a suerte y verdad como son los Mundiales.
¿Y que si Argentina queda segunda en el llamado grupo de la muerte debe jugar -en teoría- con Francia, último campeón mundial y uno de los favoritos a quedarse con la zona A? Y sí, puede ocurrir. Y serán 90 o 120 minutos y, después, los penales. Pero todo a matar o morir.
Por caso, distintas representaciones albicelestes ya debieron pasar por semejantes experiencias. Solamente será necesario recordar que el desdibujado equipo de Italia 90, a cargo de Carlos Bilardo, era punto y mal frente al Brasil de Sebastiao Lazaroni. Y una corrida de Caniggia, tras genial asistencia de Maradona, determinó el pasaporte a cuartos de final, en el estadio Delle Alpi de Turín.
En principio, los seis meses que quedan hasta el inicio del campeonato servirán para ajustar detalles y buscar mantener el equilibrio.
Los antecedentes muestran que Argentina tiene atributos serios como para justificar los pergaminos que la elevaron hasta el segundo lugar en el ránking Fifa, relegando a un Brasil cada vez más presionado por su crisis interna, aunque aliviado por la diosa fortuna del bolillero en este Japón Corea 2002.
Desde junio próximo podrá saberse si el conjunto de Bielsa responde a las expectativas creadas. (Télam)



Bielsa y sus dirigidos tendrán un duro trabajo de aquí al Mundial.
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