La ausencia de credibilidad en el rumbo del gobierno, que entre otras cosas se vio plasmada en el fuerte abstencionismo de las últimas elecciones, generaron una crisis de confianza que se trasladó inmediatamente a las actitudes en la economía doméstica y a las decisiones de los inversores en la macroeconomía. Fuga de depósitos escalonada desde julio de este año, retracción del consumo por necesidad y por convicción, y parálisis inversora dieron cuenta de las dudas que, tanto desde adentro como desde afuera, existen sobre el futuro de la economía argentina. "Esto es una muestra de que el modelo fracasó", disparó Abraham Gak, investigador de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y coordinador del grupo de economistas que elaboró el denominado Plan Fénix. El especialista, quien junto al economista Alejandro Rofman estuvo en Rosario (invitado por la Secretaría de la Producción local y la Facultad de Ciencias Económicas de Rosario) para explicar los alcances de este conjunto de propuestas económicas, sostuvo que la salida de la actual crisis requiere un entramado de medidas e ideas. "Ningún reordenamiento de la deuda externa producirá efectos perdurables si no tenemos una política de crecimiento y desarrollo simultánea", aclaró Gak. A criterio del grupo que trabaja por el Plan Fénix, este paquete debe incluir: * Renegociación de la deuda externa con quita y suspensión del pago de intereses para obtener plazos de pago. De esta forma, se puede ir formando un capital para que el Estado recupere su poder de decisión y pueda desarrollar una política de apoyo al crecimiento. * Redistribución del ingreso a través del seguro de empleo y formación para los jefes de hogar desocupados. * Reforma tributaria. * Limitación del giro de las utilidades al exterior de las empresas extranjeras y limitaciones a la entrada y salida de divisas y a las importaciones que no sean necesarias para el desarrollo interno. Entre el conjunto de propuestas, Rofman rescató la de rescatar la política cambiaria. "Nosotros no hablamos de devaluación", dijo, sino de que "el país recupere su política cambiaria, monetaria, financiera, tributaria, es decir, su poder de decisión", agregó. Como alternativa Rofman citó "la capacidad de poder recuperar la capacidad de fijar valores diferenciales -como el ministro Cavallo hizo a principio de su gestión- para las transacciones comerciales y no tener que discutir las transacciones financieras ni las deudas que tiene los residentes nacionales o extranjeros", dijo. "En la medida que las transacciones comerciales puedan ofrecer superávit, si se las estimula, no será necesario tocar el resto del sistema", explicó Rofman Tanto Gak como Rofman creen que a la Argentina le queda poco resto, si continúa con este rumbo económico, para evitar una devaluación forzosa que traerá aparejada serios inconvenientes para la gente. "Hay todo un problema, porque hay mucho capital aportado a las AFJP y, además, a los deudores o acreedores de pequeñas sumas se los destruiría si se rompe la paridad", indicó Gak. De todos modos, advirtió: "Tenemos dificultades, porque si esto sigue así la cadena de pagos se va a romper en algún momento y las dificultades serían mayores". "No estamos proponiendo un plan alternativo frente a una situación de tranquilidad, estamos con el agua subiendo cada vez más y, aunque nuestras propuestas son dolorosas, no aplicarlas puede ser mucho más doloroso". -¿Cómo enfrenta la gente la devaluación en una economía tan dolarizada? Rofman:-Hay una propuesta de Richard Haussman, el economista jefe del BID, un ultraconservador que pertenece al establishment económico internacional, que propone que se modifique la política cambiaria pero sin indexar las deudas. Cuando comience el proceso de modificación de la política cambiaria las deudas, en todo caso, crecerán al mismo nivel que crece la inflación. Si los precios crecen un poco, los que vendieron con cláusula dólar deben aceptar que el valor que va a tener esa moneda, aún cuando cambie el signo monetario en términos de su relación cambiaria externa, se mantenga. La propuesta del Plan Fénix exige un consenso de todos los sectores y una simultaneidad de acciones que rompan con el actual modelo y recree la confianza. "Si la Argentina ofreciera un proyecto de crecimiento real de país, aquellos acreedores legítimos estarían dispuestos a acompañar este rumbo porque sería la garantía de que van a cobrar realmente sus créditos. Un país fundido no va a pagar", dijo Gak. S.C.
| Gak y Rofman reclamaron una política de crecimiento. | | Ampliar Foto | | |
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