-¿Qué significa celebrar el 40ª aniversario de Paty, una de las marcas famosas del país, en este clima de incertidumbre? -Hace varios meses que veníamos postergando el acto para conmemorar los 40 años de una marca que, por su posicionamiento, se transformó en un genérico para los argentinos. Si algo caracterizó a la Argentina de los últimos 40 años fue la incertidumbre, la volatilidad y el cambio constante. Pese a todo, crecimos. Hace justo 20 años inauguramos nuestra planta faenadora de San Jorge, Santa Fe. Hace 15 años Baradero y hace 10 Villa Mercedes. -¿Cuál es la base de este crecimiento? -Que se estableció con el consumidor una relación que ha dejado de ser racional para ser más afectiva. La última década aceleró la dinámica de los negocios: el impulso exportador, el desarrollo de las plantas de Baradero y Villa Mercedes, el desembarco en Chile y Uruguay, la transformación del fresco al supercongelado, la distribución en todo el país y el desafío de seguir progresando a partir de un clásico, como Paty. -¿Cómo pilotean la crisis del sector? -Los últimos años han sido particularmente duros para el país y para el sector. La crisis de la vaca loca en Europa, que afectó las exportaciones, la competencia desleal de quienes no pagan impuestos ni contribuciones o no cumplen con las normas sanitarias y últimamente el cierre de los mercados de exportación por la reaparición de la aftosa, justo cuando parecía que se abrían enormes oportunidades de crecimiento hacia afuera. La salida a la Bolsa de quickfood, hace casi un año, apuntó a capitalizar fuertemente la compañía y prepararla para el proceso de consolidación que, necesariamente, enfrentará este sector. -¿Confía en que se reabrirán los mercados cárnicos de exportación? -Miramos al futuro con esperanza y optimismo. Creemos que en la industria frigorífica se ha tocado fondo. Hay consenso acerca de la necesidad de trabajar con mayor seriedad, de ir eliminando el nefasto doble standard entre el que cumple y el que no. Ultimamente hemos empezado a remontar la cuesta y se apunta a un Senasa confiable, con prestigio para garantizar la seguridad y sanidad de nuestros alimentos, eliminándose de paso la imposición de barreras paraarancelarias a nuestras exportaciones. -¿Qué asignaturas quedan pendientes? -Una Afip más efectiva contribuiría a sanear definitivamente el negocio de las carnes que arrastra una tan pobre imagen en cuanto a cumplimiento impositivo. Esperamos también que de una vez por todas empiecen a bajarse las barreras proteccionistas que desde los países más desarrollados impiden el acceso fluido de nuestros productos. Obviamente que el déficit cero, la seguridad física y jurídica son también parte del marco necesario para crecer.
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