Las últimas horas habían registrado una actividad extraordinaria en la Legislatura provincial. Promediaba la tarde del último viernes y desde el jueves iban y venían las leyes de Diputados al Senado y viceversa. Nos habíamos escurrido a una oficina lateral del Senado en procura, algunos, de un café y otros de un cigarrillo. Todos queriendo saber "qué pasa afuera", incluso los dos senadores que también habían logrado escabullir uno de los tantos altos de la profusa sesión. "Estamos en el umbral de una devaluación" opinaba uno de ellos ante las pocas noticias que llegaban desde "afuera" y que hablaban de un posible feriado cambiario para lunes y martes y lo que para el legislador era la certificación de su afirmación: la inmovilización de los depósitos.
"Es una dolarización y sería mejor que se devalúe primero antes de que se dolarice", sostenía el otro. Por algunos minutos quedó claro que, al igual que piensan muchos, al país se le han acotado dramáticamente las posibilidades para su economía. Con 2.700 millones en bonos circulando en el país y considerando que éstos no son otra cosa que una emisión paralela bien vale preguntarse por la suerte de la convertibilidad más allá de las promesas oficiales de su sostenimiento. No obstante, quienes más alientan este dilema de hierro son los mismos sectores especulativos que ante el éxito del canje de deuda nacional -sin entrar en valoraciones de esa medida- pretenden condicionar al gobierno a extremos intolerables provocando la huida de capitales que hubo en las últimas horas. El gobierno buscó frenar el drenaje con la inmovilización de depósitos por 90 días, que es el plazo que le demandará el canje internacional de deuda.
Cuando lo que se busca es el mal menor, ciertamente está claro que no estamos mejor. Desde este convencimiento generalizado de la ciudadanía el gobierno nacional se mueve en el terreno más adverso que existe para maniobrar en crisis: la desconfianza pública. La primera reacción del hombre de a pie es considerar una mentira lo que le digan, máxime si ello se basa en la promesa de que estará en una mejor situación. La lógica social funciona refractando los estímulos positivos cuando la frustración ha fatigado el ánimo y la expectativa positiva.
La verdadera naturaleza de la crisis
Por esto es que se suele insistir con que la crisis es "política", lo que importa una desviación interpretativa curiosa. En primer término por que se antepone disociativamente a "crisis económica". Como si toda crisis económica no fuera política. Y lo es porque tales expresiones referencian las consecuencias positivas o negativas de la política económica de un gobierno. Por tal razón es inescindible y esencial a cualquier medida económica por muy técnica y de difícil comprensión que sea para el ciudadano que esté imbuida de credibilidad. Ahora bien, tal credibilidad no es sino una apelación al optimismo que no lo puede generar una mera determinación técnica, debe por ende ser aportado por las personas que adoptan ese temperamento.
Hasta la irrupción en democracia de Domingo Cavallo había sido funcional a los gobiernos que la figura de sus ministros de Economía fuera considerada ajena a las decisiones políticas. Cierto es que en no pocas oportunidades lo fueron porque respondieron a patrones distintos al gobierno, pero así se creía que los males en caso de fracaso del ministro se conjuraban con su reemplazo sin que ello afectara al gobierno o en todo caso a la institucionalidad del país. He aquí otra categoría de crisis: institucional.
Menem y Cavallo compitieron por la paternidad del modelo mientras el espejismo de éste todavía deslumbraba a todos y porque, además, ambos respondían al mismo esquema de poder interno y externo por no hablar de patrones para no sonar irreverentes. Pero De la Rúa, supuestamente, fue elegido para acotar las ambiciones de esos patrones y modificar las desastrosas consecuencias sociales que habían generado. Desde que llamó a Cavallo, el gobierno cruzó la vereda en una pirueta con que la que se desdijo de todo cuanto prometió deshilachando además la coalición que le permitió acceder al poder. Parece ser que la trampa eterna de la Casa Rosada es no poder conciliar los intereses del mercado y las expectativas de la gente y resignarse a perecer de agarrotamiento por inmovilidad en unos casos o de desvaríos en otros.
Desactivación compleja
Cuando un gobierno se queda sin margen de maniobra, esto es cuando se ve impedido de adoptar con determinación propia medidas correctivas y paralelamente pierde respaldo popular, entra en una cuenta regresiva que siempre es difícil desactivar. Todo parece indicar que por tales cornisas camina la gestión del presidente De la Rúa, más allá incluso de que en su línea sucesoria haya sido ungido un opositor, lo que es una cuestión meramente anecdótica. El congelamiento de los depósitos extendiendo un tope de extracción de los salarios afecta a la totalidad de los bolsillos argentinos. Es decir, generaliza la reacción de rechazo sin ninguna distinción. Asalariados, cuentapropistas, pequeños y medianos empresarios y profesionales esperan este lunes sin ninguna simpatía.
Reutemann sigue teniendo un margen de maniobra del que prácticamente carece De la Rúa a nivel nacional. Puede decir, como ha dicho ayer a este diario, que "son medidas que a nadie resultan simpáticas pero que deben tomarse para evitar que las cosas lleguen por espanto", lo que es ofrecer poco y nada. El gobernador sabe cómo la crisis ha ido triturando liderazgos y ambiciones por igual y quiere curarse en salud buscando no pelearse con nadie pero tampoco dejándose arrastrar por ninguno. El juego de equilibrios a que se ve obligado -cuya principal base de sustentación es el acuerdo de coexistencia pacífica y colaboración recíproca que mantiene con el líder radical Horacio Usandizaga- es constante. No sólo se despejó sino que repudió todo intento peronista por hundir a De la Rúa. Recién aceptó el nombramiento de Ramón Puerta -el misionero cuyo mérito parece ser llevarse bien con todos- como presidente del Senado nacional cuando le aseguraron que no respondía a una jugarreta ni de Menem, ni de Duhalde ni de otros que no fueran los gobernadores de las provincias más chicas.
Esto, en rigor, entusiasmó al Lole. Esas provincias se referenciaron en él durante las últimas discusiones con el gobierno central para la firma del actual pacto fiscal. "Te acordás que quería ser el vice del Lole, ahora llegué a presidir el Senado", le dijo Puerta a Jorge Obeid el día de su asunción. "Es una señal muy clara del grupo federal", reflexionó enigmáticamente Reutemann que el miércoles llamó a Carlos Menem para saludarlo por su reasunción al frente del PJ, pero no asistió.
En aras de ese equilibrio es que Reutemann reactualizará esta semana su vieja costumbre de pedirle la renuncia a todo su gabinete. "Es una práctica usual", dijo el año pasado para el 10 de diciembre, pero esta vez se despediría de su amigo el ministro de Salud, Carlos Parola, si éste persiste en oponerse a la estrechez económica a la que someten a su cartera cada vez más requerida por una demanda que crece sin solución de continuidad. Reutemann está muy conforme con la tarea de Parola, uno de sus colaboradores con mejor imagen pública, pero sostiene que no puede fabricar plata, por lo que intentará en las próximas horas retenerlo. Si para el gobernador la decisión es de Parola y para el ministro debe tomarla Reutemann, podría estarse frente a un hecho consumado más allá de los deseos de uno y otro.
Probablemente en contra de sus deseos el gobernador deberá completar su mandato en emergencia económica. La ley que en 1999 había dispuesto tal estado de excepcionalidad fue renovada por otros dos años en la última sesión ordinaria de la Legislatura, que también prorrogó la emergencia previsional pero por tiempo indeterminado y el pago en bonos. Aunque ha habido algunas voces, gremiales o de otros sectores, que han protestado por estas decisiones, su oposición no se extendió más allá del comunicado de prensa.
Serena disconformidad
Es decir, no hubo ni un solo manifestante en contra que atronara al Palacio de las Leyes oponiéndose a la sanción de dichas leyes. No asistió el pueblo a presionar a sus representantes para que actúen en contrario. Todo fue en calma y hasta la creación de casinos y bingos fue aprobada. No quiere eso decir que los jubilados, los empleados públicos o los docentes estén contentos con que les sigan descontando de sus salarios para solventar el déficit de la Caja de Jubilaciones o que junto a jueces, proveedores y contratistas del Estado estén felices de la vida en cobrar en bonos.
Es necesario hacer aquí la salvedad de la que ya hemos hablado. Los bonos son todavía una entelequia para los santafesinos. Una señal de crisis que hasta ahora había afectado a provincias alejadas y con crisis inveteradas. Once provincias tienen hoy bonos propios y además recibirán Lecop. La reacción pública en Santa Fe recién se verá en febrero, cuando los bonos ingresen efectivamente en el bolsillo de la gente.
Mientras tanto los descuentos salariales que durante estos dos últimos años se han venido realizando sí son palpables mes a mes. Sin embargo, nadie salió esta vez a la calle. Un handicap que vale oro para cualquier gobierno y que Reutemann deberá esforzarse en atesorar como tal siendo cuidadoso de no perderlo. Hoy es su único y principal caudal para afrontar la crisis, todas sus restantes habilidades y cualidades, ya sean hacia su propio partido o hacia fuera, caerán irremediablemente el día que pierda la confianza que todavía le dispensan los santafesinos.
El café en el Senado fue interrumpido por un llamado desde el diario. ¿Hay reacción social, manifestaciones de rechazo a la emergencia o a los bonos?, preguntaron desde el otro lado. Recién entonces los periodistas que estábamos en el lugar caímos en cuenta de que estábamos junto a los legisladores en completa calma.