Corina Canale
En los comienzos de la vida, la Patagonia fue una comarca de exuberante vegetación poblada por dinosaurios. Con el tiempo, cuando los plegamientos acomodaron la tierra y sepultaron a las enormes criaturas, el paisaje se tornó seco y árido. Los paleontólogos aún investigan aquellas huellas, pero ir en busca de los fósiles es también una expedición turística. Neuquén es la provincia sureña que lidera el turismo de excavaciones, una de las más nuevas derivaciones de la joven industria. En uno de los programas el primer destino de los turistas es el yacimiento Bustingorry II, que está en un campo privado a 10 kilómetros de Villa El Chocón. En ese lugar donde las rocas tienen unos 90 millones de años se realizan las excavaciones. Las actividades comienzan a la mañana cuando la "combi" de Omar González, el geólogo que oficia de guía, llega hasta el hotel Posta Arroyitos, que está a 40 kilómetros de la villa. El primer día en el yacimiento es agitado y emocionante. Los visitantes conocen a Edith Simón, paleontóloga del Museo del Chocón, quien guiará los trabajos. También hay que levantar un par de tiendas de lona y formar el campamento base. Cuando se encuentran los huesos, comienzan los trabajos de limpieza fina, usando herramientas especiales. Es preciso despejar el fósil con mucho cuidado y luego rodearlo con un "bochón" de yeso que lo protege y permite retirarlo adecuadamente. A veces el grupo decide comer un chivo asado en el campamento, y otras las opciones son llevar una vianda o ir hasta alguno de los restaurantes de la villa. El regreso al hotel se emprende siempre alrededor de las 18. Durante la cena los turistas excavadores hablan de las experiencias del día, y si la jornada no ha sido demasiado dura -el sol suele ser muy intenso-, una buena alternativa es ir hasta el casino de la ciudad de Neuquén, que está a 50 kilómetros. El guía dice que los fósiles extraídos el año pasado son muy valiosos, no sólo por su tamaño, sino también por el excelente estado de conservación en que se encuentran. Estudios realizados demuestran que pertenecen a un dinosaurio saurópodo, del grupo hervíboro Titanosauria, con excepción de un diente que es propio de los carnívoros. Inesperado hallazgo Los paleontólogos se asombraron por el inesperado hallazgo del diente debajo del fémur del hervíboro Giganotosaurus carolinii. Dicen que encontrarlo fue lo mejor de la campaña y creen que el gigante tal vez murió al ser ferozmente atacado. Esos dinosaurios hervíboros eran gigantescos, cuadrúpedos y de cuellos muy largos. Hasta que no se investigue profundamente sólo se puede decir que en algo se parecen al Argentinosaurus huinculensis, el dinosaurio hervíboro más grande del mundo. Entre las piezas hay una escápula de 1,70 metros, y parte de un húmero de igual largo, articulados entre sí, que podrían ser de un dinosaurio de 30 metros de largo y 70 toneladas de peso. Para extraerlas se usaron unos 30 bochones, que aún se están limpiando en el laboratorio; lo que da mucho trabajo es despejar un dentario casi completo de 21 centímetros de largo, que tiene ocho dientes implantados en alvéolos. Otro itinerario comienza en el yacimiento Bustingorry I, a 5 kilómetros de El Chocón, un sitio donde ya trabajó Rubén Carolini luego del hallazgo del Giganotosauru carolinii, el más grande de los carnívoros. Los fósiles extraídos de este lugar son pequeños, como de un hervíboro juvenil. Entre esas piezas hay un isquión, dos pubis de 69 centímetros, dos húmeros de 41 y un radio de 29. Pero lo más preciado es una columna cervical articulada. Otra excursión inicia su recorrido en el yacimiento Araceli, a sólo 4 kilómetros de la villa. La experiencia es inédita ya que este yacimiento recién se detectó. "Creemos que los fósiles encontrados pertenecen, en principio, a saurópodos y terópodos, pero en realidad el Araceli aún es una incógnita que comenzará a develarse este verano", dijo el guía. También se puede participar de la travesía que parte del yacimiento La Antena, llamado así porque está al pie de la antena de la villa, a sólo tres cuadras de la oficina de turismo. Este sitio ya fue explorado por el neuquino Jorge Castro, master en geología, y también por Adán Tauber y el equipo de Edith Simón. La mayor diferencia entre este y los otros yacimientos es que La Antena está en el límite de dos unidades estratigráficas, que son las formaciones Huincul y Los Candeleros. Lo que se sabe es que la mayoría de los fósiles están en el techo de ésta última. De este yacimiento se extrajeron dos vértebras cervicales, seis dorsales y muchas caudales, entre estas últimas, dos fusionadas que están en exhibición. También se encontraron muchos fragmentos de costillas, un fémur de 85 centímetros y dientes. Además de estos fósiles de dinosaurios, en La Antena había muchas piezas de tortugas y algunos huesos misteriosos que aún se están examinando. Los expertos dijeron que hay cierta similitud con el Andesaurus, que fue descubierto por el tandem Calvo-Bonaparte hace diez años en El Chocón. Estas expediciones paleontológicas del verano proponen convivir con un equipo de expertos, aprendiendo y colaborando en las tareas de rescatar fósiles. Proponen nada menos que ser un científico más en las tierras neuquinas que esconden testimonios de la prehistoria.
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