Domingo Celsi
A esta altura del torneo, las actuaciones de los árbitros en los partidos de Central Córdoba ya aparecen cuanto menos dudosas. Resulta increíble entender cómo en jugadas iguales los de negro siempre terminan perjudicando a los de Tablada. Por ejemplo, ante Almagro y San Martín de Mendoza les sancionaron penales en contra por manos casuales dentro del área y sin embargo ayer ocurrió lo mismo en dos jugadas en el área de Villa Mitre, pero Gabriel Favale (de discreta tarea) no las cobró. Todo esto sin contar lo que ocurrió en Gerli cuando Miguel Jiménez cobró indirecto en lugar del penal correspondiente en el inicio del partido con El Porvenir ó los penales no sancionados contra Racing de Córdoba. Esto nos lleva a dos conclusiones posibles: a Córdoba le tocaron árbitros poco capacitados o alguien está muy interesado en que los charrúas pierdan la categoría. Los del Gordo Palma se están jugando la permanencia y, conscientes de su situación, salieron a buscar un resultado que les diera un poco de oxígeno y así, en la primera acción de peligro lograron ponerse en ventaja, después de una muy buena jugada de Santiago Raymonda por la derecha, que el Tele Medina transformó en gol con un remate cruzado. El tempranero tanto hizo pensar a los hinchas que se podía venir la goleada, pero Córdoba se fue quedando y permitió que Minor llegara al empate con un verdadero golazo, justo en el cierre de la primera parte. El complemento fue todo de los charrúas, que tuvieron varias chances para conseguir la ventaja, pero la muy buena tarea de Héctor Larroque y el travesaño (en un tiro libre de Aira) se lo impidieron. El arquero le tapó un remate al Pato Santa Cruz, alcanzó a sacar con el pie un cabezazo de Iuvalé que tenía destino de gol y se adelantó varias veces a los intentos de llegar por arriba del equipo de Tablada. La actuación de los dirigidos por el Gordo en el segundo tiempo abre una cuota de esperanza de cara al futuro (el martes tiene otra parada difícil en Tres Arroyos), aunque está claro que les cuesta definir la mayoría de las situaciones que se les presentan y encima corren en desventaja porque los árbitros parecen tenerlos de hijos. Córdoba tiene 18 finales por delante para intentar la hazaña de seguir en la máxima categoría del ascenso. Para alcanzar el objetivo deberán esforzarse al máximo porque da la impresión de que tienen más rivales de los que les muestra la tabla de promedios.
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