Año CXXXV
 Nº 49.318
Rosario,
domingo  02 de
diciembre de 2001
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Son ciudadanos rumanos que simulan la misma discapacidad
Un grupo de falsos lisiados pide limosnas en distintas esquinas
Hace unos días, la policía detuvo a uno que intentó agredir a un automovilista con una muleta

Diego Veiga

Un grupo de falsos lisiados de origen rumano se pasea por Rosario. Utilizan muletas, caminan todos con idéntica dificultad y piden monedas en determinados semáforos. Esta realidad quedó al descubierto hace unos días, cuando la policía detuvo a uno que se molestó con un automovilista e intentó agredirlo con un bastón. Luego de que los efectivos le sacaran las muletas, el joven milagrosamente caminó con normalidad. Los inspectores de Migraciones, en tanto, ya detectaron a otros tres. "Todos los meses concurren a la delegación de Migraciones a realizar trámites sin ninguna dificultad, pero ya los vimos con bastones, agachados y rengueando en varios semáforos", admitieron.
Los lisiados truchos no son sólo patrimonio de Rosario, su accionar se repite en distintos puntos de la provincia y el norte bonaerense. En San Carlos centro, Villa Constitución, Pergamino y San Nicolás también detuvieron a jóvenes rumanos que se hacían pasar por discapacitados.
El lunes pasado, un falso lisiado se encolerizó al ser reconocido por un automovilista. "Tomatelá, que te conozco bien", le dijo el conductor al muchacho que con mucha dificultad se había acercado hasta su auto en la esquina de Oroño y Arijón. La respuesta no tardó en llegar. "Estaba todo encorvado, pero de repente se incorporó y medía como dos metros. Caminó unos pasos y con la muleta en el aire amagó con pegarme", recordó el asustado automovilista, que aceleró a fondo y escapó del lugar.
Minutos más tarde radicó la denuncia en la seccional 21ª y los policías detuvieron a Vasile Dragnea, un joven rumano de 18 años que se desplazaba con una muleta ortopédica y fingía tener una discapacidad motriz. "Cuando lo agarraron, le sacaron las muletas y el hombre empezó a caminar con total normalidad", recordó uno de los policías.
En tanto, el conductor agredido admitió que ya conocía a Dragnea. "La verdad, me indignó verlo haciéndose el rengo. Yo lo había visto caminando lo más bien y me dio bronca que se hiciera el lisiado; además, cuando lo reconocí se empezó a reír", señaló.

Un viejo truco
La modalidad no parece nueva entre los inmigrantes rumanos. Los inspectores de la delegación local de Migraciones ya detectaron a tres que actúan de igual forma. Todos los meses concurren "erguidos y caminando muy bien" a realizar sus trámites a esa dependencia. Pero la sorpresa de los funcionarios no fue menor cuando se los toparon "encorvados, con muletas y caminando con mucha dificultad" en distintas esquinas del macrocentro.
Lo cierto es que su presencia no pasa desapercibida en distintos puntos de la ciudad. En una esquina céntrica de Rosario, los empleados de una estación de servicio tienen "grandes sospechas" de la discapacidad de un joven que todas las tardes llega con sus muletas a pedir limosnas. "Es medio raro, hay veces que no viene y lo reemplaza una mujer que tiene la misma discapacidad", contó uno de ellos. Pero hay más. No sólo tienen el mismo problema, sino que hasta la muleta parece ser la misma.
A metros de allí, un policía reveló también sus sospechas. "La verdad, todo es muy extraño. Yo los observo desde hace un tiempo y todos caminan igual: agachados y con uno de los pies hacia adentro", indicó. Hay otros rasgos comunes. Los dos que hablaron con La Capital dijeron ser rumanos, al igual que el detenido en Oroño y Arijón la tarde del lunes pasado.
"No consigo trabajo, es muy difícil porque tengo esta enfermedad desde chico", dijo uno de ellos, en precario castellano, en la esquina de Urquiza y Entre Ríos. La misma discapacidad tienen los jóvenes que piden limosna en la esquina de Presidente Roca y Santa Fe, y en las intersecciones de Pellegrini e Italia, o Moreno y Colón. Todos se desplazan de idéntica manera.
Según explicó el titular de la delegación local de Migraciones, Marcelo Marchionatti, la gran mayoría de los ciudadanos rumanos que están en Rosario llega al país ilegalmente. "Ingresan por pasos ilegales en la frontera con Bolivia y lo primero que hacen es pedir refugio político", señaló. Lo cierto es que para el funcionario es difícil hablar de una organización dedicada a la explotación de lo que recolectan los falsos lisiados. "Creo que la organización trabaja para traerlos al país, una vez aquí ellos se mueven de manera tribal y rinden cuentas a una especie de cacique local", señaló.
Es más, algunos de ellos, especialmente los más pequeños, revelaron que desde Bolivia caminan toda la noche para ingresar a Argentina. Cuando lo logran, son distribuidos en ciudades como Córdoba, Capital Federal, Salta y Mendoza. Es más, en esta última localidad una jueza federal ordenó el año pasado internar a diez niños rumanos en un hogar de familia al considerar que eran obligados a ejercer la mendicidad.
Todos empezaron a escapar de Rumania en 1998, cuando el conflicto de los Balcanes derivó en la persecución de las etnias minoritarias. Ahora buscan métodos para sobrevivir y aquí algunos apelaron a golpear fuerte en los sentimientos. Simulan ser lisiados para ganar unas monedas.



De repente las esquinas se poblaron de discapacitados.
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