El rugbier neocelandés Riki Flutey, quien se encuentra detenido luego de que mandara a terapia intensiva a un chico de 18 años de un puñetazo en la cara, se abstuvo ayer de prestar declaración indagatoria ante el juez Alfredo Ivaldi Artacho y continuará detenido acusado de lesiones graves. En tanto, su abogado defensor presentó un pedido de excarcelación que comenzará a tramitarse mañana mismo para que el acusado sea juzgado en estado de libertad.
El magistrado decidió trabajar el sábado a la tarde para no perder tiempo en esta cuestión, ya que debía decidir sobre la situación de los tres compañeros de equipo de Flutey que figuran en la causa como testigos y que lo acompañaban cuando en la madrugada del jueves agredió a Gabriel Capotosti. Los cuatro deportistas integran las filas del Wellington Rugby Academy, un equipo de Nueva Zelanda que realizó una gira por distintas ciudades argentinas y que mañana emprende el regreso a ese país.
El hecho se produjo cuando Capotosti se encontraba con unos amigos jugando al metegol en la vereda de un minimarket ubicado en Salta y Alvear, frente al boliche Soho. Los rugbiers, que llegaron a Rosario para enfrentar a un seleccionado local, llegaron allí luego de haber estado varias horas en el boliche. Según varios testigos, los extranjeros estaban exaltados y quisieron sumarse al juego, pero en un momento dado Flutey le aplicó una furibunda trompada a Capotosti. Poco después, el agresor quedó detenido junto a sus tres compañeros en la seccional 3ª.
Ayer en un trámite que se inició poco antes de las 17, prestaron declaración testimonial Shannon Paku, Apowa Stewart y Ross Filipo. Los tres contaron lo que vieron desde los distintos lugares donde estaban cuando el joven Capotosti recibió el tremendo puñetazo. Con diferentes matices, todos coincidieron en que los neocelandeses no fueron agredidos físicamente por los argentinos. "Uno de ellos aludió a que desde el exterior del negocio hubo un intercambio mínimo de palabras, pero no hubo agresión hacia ellos", comentó una fuente judicial.
Las testimoniales se hicieron un poco lentas porque se tuvo que recurrir a un traductor. Luego llegó el turno de Flutey, el acusado, quien por consejo de su abogado defensor, Walther Cattáneo, hizo uso del derecho de no declarar y su abstuvo. El apoderado del jugador entonces presentó un pedido de excarcelación para su cliente que será estudiado por la Fiscalía y el juez a partir de mañana. Mientras tanto, el deportista continuará detenido.
Anoche, tras salir de los tribunales provinciales, sus compañeros pasaron por el hotel céntrico donde se hospedaron durante su estadía rosarina, recogieron sus pertenencias y partieron hacia Buenos Aires. Según trascendió, una persona de la delegación de Nueva Zelanda se quedaría "en apoyo" de Flutey.
Con celda propia
El rugbier del Wellington Academy que el jueves a la madrugada mandó a terapia intensiva a Gabriel, pasó un fin de semana relativamente tranquilo. Los agentes de la seccional 3ª, donde se encuentra detenido, acondicionaron una oficina para que se aloje lejos del resto de los 30 reclusos que tiene en la actualidad esa dependencia.
El deportista neocelandés no dejó recibir visitas en ninguno de los días que le toca estar detenido y acusado de lesiones graves. Flutey fue visitado por compañeros del Wellington y hasta por una persona que vino desde Buenos Aires, según confiaron a La Capital distintas fuentes. Todos los días le llevaron el almuerzo y la cena adquiridos en rotiserías de la zona.
A pocos metros de los calabozos abarrotados de presos, Flutey por lo menos cuenta con un colchón en el piso donde descansar y un escritorio, donde se lo suele ver leyendo un libro, obviamente en inglés.