Año CXXXV
 Nº 49.317
Rosario,
sábado  01 de
diciembre de 2001
Min 8º
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cartas
Justificar lo injustificable

Hasta el día de hoy guardé silencio por respeto a la familia del señor Claudio Zampol, pero al leer la carta publicada recientemente mi indignación no tuvo límites y decidí contestarle a esta persona. No se puede justificar la acción de Fridman, que tras su título de médico pisoteaba a la gente con una impunidad alarmante, diciendo livianamente que tuvo un mal día, porque si todos los que vivimos en este país, que seguramente tenemos malos días, saliéramos a la calle a matar gente inocente sería una locura. Este fue uno de los motivos por el cual yo hice la denuncia por malos tratos, porque el señor Claudio Zampol, víctima inocente de este hecho lamentable, me pidió por favor que se la pasara por escrito ya que la gente no se animaba porque le tenía miedo al susodicho doctor: también noté que los mismos empleados de la Asociación Española le tenían miedo y eran maltratados por Fridman. Y luego me enteré de que muchos tenían conocimiento que este personaje iba armado a todos lados, inclusive a su trabajo. Jamás pensé que todo iba a desembocar en tamaña locura pero creo y estoy convencida que si la gente se hubiese quejado antes esto se podría haber evitado. Lamentablemente no fue así y creo que la gente tiene que empezar a tomar conciencia de que lo que está mal hay que denunciarlo y no justificar lo injustificable, para que gente como este doctor Fridman no ande por la calle impunemente matando inocentes cuando tienen un mal día. Rescato a través de esta carta la persona del gerente que se comportó como un verdadero caballero cuando me tocó vivir momentos tan desagradables junto a mi hija por culpa del doctor Fridman. No tergiversemos los valores, el médico mató a una persona y eso en cualquier país del mundo es un delito. El doctor Fridman debe
ir preso y así se hará justicia.
Cecilia Monserrat


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