Buenos Aires.- Un hombre de 65 años murió ayer al recibir un balazo cuando al parecer se resistió a ser asaltado por dos motociclistas que lo interceptaron mientras circulaba en su camioneta después de salir de un banco, en el barrio porteño de Barracas. El hecho ocurrió cerca de las 12.30 cuando Laureano Albo, de nacionalidad española, realizaba tareas administrativas y trámites bancarios para la empresa Distribuidora Austral de publicaciones. Albo se movilizaba solo en una camioneta Renault Express cuando dos hombres que tripulaban una moto le cerraron el paso. Uno de los motociclistas bajó del rodado, se acercó a la ventanilla del vehículo y le exigió al empleado de la Distribuidora Austral la entrega del dinero que llevaba, según pudieron establecer los investigadores. De acuerdo con fuentes policiales, Albo se resistió al robo y el delincuente no vaciló en efectuarle un disparo a quemarropa que le impactó en la pierna izquierda. En la Distribuidora Austral dijeron que "la muerte de Albo sobrevino a raíz de un infarto de miocardio, probablemente como consecuencia de la impresión que le causó la agresión". Sin embargo, la División Prensa de la Policía Federal aclaró que "no fue determinada todavía la causa de la muerte del hombre de 65 años y recién se podrá conocer el diagnóstico exacto de su fallecimiento cuando concluya la autopsia" en la Morgue Judicial. Tras la agresión, el asesino volvió a montar la motocicleta, a cuyo comando y con el motor en marcha había quedado su cómplice y ambos emprendieron una veloz fuga. Algunos testigos dijeron a la policía que los ladrones actuaron apoyados por un automóvil ocupado por otros dos hombres. En el lugar, los investigadores de la comisaría 30ª hallaron la cápsula servida de un proyectil calibre 9 milímetros. Fuentes de la la Distribuidora Austral explicaron que los delincuentes no alcanzaron a robar, ya que en el vehículo que conducía Albo se encontraron 8.500 pesos. La misma fuente supuso que el empleado había concluido su tarea del día porque el asalto se produjo a sólo ocho cuadras de la oficina, es decir que estaría regresando a la empresa. "Albo salía muy temprano a cumplir su recorrido y él mismo preparaba el cronograma y el itinerario que iba a realizar cada día", dijeron en la empresa. De lo anterior se desprende que no pudo haber un entregador y se afirma la hipótesis de que los ladrones cometieron el asalto al azar.
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