Año CXXXV
 Nº 49.316
Rosario,
viernes  30 de
noviembre de 2001
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Se aprobó la ley de mecenazgo pero el debate recién empieza
Quedan por definir aspectos para su implementación. Hay quienes temen que perjudique más que beneficie

Fernando Farina

En una maratónica sesión, el martes pasado los diputados aprobaron la denominada ley de mecenazgo que tiene por objetivo estimular e incentivar la participación privada en la financiación de proyectos culturales. El texto definitivo no varió respecto de los primeros borradores que presentó Luis Brandoni y que tanta polémica desataron. Pero el debate profundo recién empieza, ya que su implementación genera numerosas dudas y hay quienes temen que la norma perjudique más que beneficie.
La ley, según publicita Brandoni, "permite que cualquier persona física o jurídica que tenga que pagar impuesto a las ganancias pueda desgravar hasta un 5 por ciento (año por año, el gobierno decidirá el porcentaje) del impuesto a favor del proyecto cultural que prefiera", aunque el legislador y actor continúa advirtiendo que "la norma no reemplaza al Estado en cuanto a sus responsabilidades, sino que determina que no tiene injerencia en lo que resigna de su recaudación a favor de estos proyectos".
En la misma línea, el secretario de Cultura de la Nación, Darío Lopérfido, consignó que "es un avance extraordinario ya que va a permitir la nueva entrada de fondos para las actividades culturales". Lo cual no parece poco si se tiene en cuenta que el gobierno nacional se viene retirando de las acciones culturales y ya se habla de que el próximo presupuesto incluirá un terrible recorte.
La nueva ley prevé que el Fondo Nacional de las Artes será el encargado de actuar como autoridad de aplicación, para lo que confeccionará un registro oficial de fundaciones y asociaciones sin fines de lucro que aspiren a ser beneficiarios, y otro registro de proyectos presentados y declarados de interés cultural por la entidad.

Lo que viene
Desde su nombre, la nueva norma parece progresista o al menos realista, sobre todo si se tiene en cuenta los beneficios que produjeron leyes similares en Brasil y Chile, pero muchos ya anticipan que no todas serán buenas.
En este sentido, una de las primeras observaciones es que los benefactores podrán deducir de la ganancia del ejercicio fiscal las sumas destinadas a donaciones y patrocinios, pero que lo lógico hubiera sido considerar como pérdidas las sumas aportadas, de manera de poder garantizar el aporte de empresas pequeñas y beneficiar más claramente a las grandes.
También se establece que las donaciones y patrocinios se harán efectivamente solamente ante el Fondo Nacional de las Artes, lo cual podría afectar a muchas instituciones que ya reciben distintos tipos de donaciones. Ahora, para conseguir dinero, sostienen los más críticos, las entidades culturales deberán realizar engorrosos trámites ante el Fondo, con la particularidad de que las estatales, además y aunque sorprenda, no podrán presentar proyectos.
Por si esto fuera poco, desde hace bastante se vienen sumando los cuestionamiento al accionar del Fondo, que posee una pequeña estructura y varios "notables" en su directorio que trabajan ad honórem. Lo concreto es que no existe ningún "notable" que represente al interior del país, y que aun las decisiones que se toman respecto de las provincias siguen la lógica del porteño, poco proclive a reconocer las diferencias regionales.

Responsabilidad del Fondo
La pregunta que se suelen hacer varios agentes culturales es qué pasará cuando el Fondo tenga que asumir la tamaña responsabilidad de "unir" la lista de las donaciones con la de los proyectos presentados. Para Rosario, la preocupación parece más que lógica si se tiene en cuenta que desde hace dos años el Fondo no realiza prácticamente aportes a instituciones locales.
Para agregar al debate, la norma establece limitaciones respecto de los vínculos entre contribuyentes e instituciones, cuando es sabido que en la actualidad, muchas entidades son solventadas por los propios integrantes. Esto es típico de las asociaciones de amigos de museos, por ejemplo.
Y si algo faltaba, se agrega también que una misma entidad o proyecto no podrá ser beneficiado más de una vez en un mismo año, lo cual resulta inadmisible, ya que es común actualmente (y la ley no debe restringir lo poco bueno) que las entidades desarrollen distintos proyectos y reciban varias donaciones a lo largo del año.



Luis Brandoni presentó el proyecto que fue aprobado.
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