Luis Castro
Qué pasa con Germán Gonzalo Real? La respuesta a la pregunta resulta sencilla: el Gordo está harto de la situación que está viviendo. ¿Por qué? Porque se siente marginado del equipo y, lo que parecería peor, manoseado. Tan es así que el goleador rojinegro, de no modificarse el actual panorama, tiene pensado emigrar a fin de año del Parque -el contrato que lo liga con el club finaliza en junio de 2002 y es prorrogable-. Y según algunas fuentes consultadas, habría una institución extranjera que tendría intenciones de contar con sus servicios. Cuando Jorge Ribolzi decidió renunciar a su cargo y tomó la posta Juan Manuel Llop, el delantero renovó las ilusiones ya que el Ruso no lo tenía demasiado en cuenta. Con el ánimo en alza trabajó en busca de un lugar en el equipo, y si bien no era titular en las primeras cuatro fechas del Apertura ingresó en el segundo tiempo. Luego lo hizo en la séptima y décima, es decir que cada vez que fue suplente jugó algunos minutos. Cuando el clásico se acercaba y debido a la falta de goles que evidenciaba el equipo, el Chocho le dio la chance al Gordo y le prometió que le iba a dar la continuidad que se merecía como lo hizo con otros futbolistas. Jugó desde el arranque frente a Lanús, Argentinos y Central. Y a partir de ese momento no fue más tenido en cuenta (es cierto que el Gordo no rindió como se esperaba). Esto habría molestado a Real por el incumplimiento de la promesa original que era la "continuidad", ya que consideraba que después de haber permanecido bastante tiempo sin jugar creía que debía tener el respaldo del entrenador. Pero como es sabido, Nicolás Pavlovich es su jugador predilecto y lo bancó hasta las últimas consecuencias -es cierto también que Nico si bien no convertía, rendía en el equipo y hoy por hoy es titular indiscutido-. Pero el hecho que sacó de quicio al Gordo fue el día del encuentro que los rojinegros jugaron ante Talleres en Córdoba, cuando al llegar al vestuario para cambiarse recibió la noticia de boca de un utilero que había quedado afuera de los dieciséis y que, por ende, no iba a estar en el banco de suplentes. Real lo tomó como un "manoseo y una falta de respeto", según confió una fuente leprosa. Eso habría motivado a que el goleador le reclamara al técnico ya que consideraba que se merecía un mejor trato debido a que no es "un principiante". A lo que el DT le habría dicho que "no se enojara, pero que se manejaba así". Real, quien lleva jugado 93 partidos en primera división y anotó 27 tantos (ninguno en el presente torneo), no está cómodo. Siente que está perdiendo el tiempo al no ser tenido en cuenta. Entrena tratando de buscar un lugar, pero cree que es en vano. Para el goleador parecería que su ciclo en Newell's está cumplido. Y de seguir así, todo indicaría que a fin de año buscará nuevos horizontes con el fin de comenzar una nueva etapa. Es que el Gordo está harto de estar harto.
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