Australia y Francia cerrarán desde hoy la temporada mundial de tenis con la final de la Copa Davis, que se disputará en las canchas australianas del Melbourne Park. Los locales son favoritos para ganar la Copa Davis por vigésimo octava ocasión debido a que cuentan en sus filas con Lleyton Hewitt, el número uno del mundo, y a que juegan sobre cancha de césped. Incluso, tienen otra motivación muy importante, pues quieren que su astro Patrick Rafter corone su carrera con un título de Copa Davis. Rafter es uno de los deportistas más populares de Australia y sus parciales esperan que gane la Copa Davis antes de su retiro que podría ser tan pronto como este fin de semana. El jugador, de 28 años, dijo que tomará el próximo año un descanso, pero la mayoría duda de que regrese. El propio Rafter ha dicho que podría ser que no juegue más, en especial si gana la Copa Davis. "La Copa Davis ha sido parte de mi vida. Creo que no habría mejor fin de una carrera que ganando la Ensaladera de Plata", dijo Rafter. El bicampeón del Abierto de Estados Unidos y dos veces finalista en Wimbledon siempre ha dicho que ganar la Copa Davis es el mayor honor en el tenis. Rafter no jugó en 1999, cuando Australia venció a Francia, debido a una lesión, pero sí jugó en el equipo que perdió la final ante España hace un año. Rafter está confiado pues jugará al lado de un joven Hewitt, de apenas 20 años, pero que está en excelente forma como lo demuestran sus más recientes títulos en el Abierto de Estados Unidos y en la Copa Masters. Rafter es el ídolo de Hewitt y más que nadie quiere ganar como un obsequio para su compatriota. Del otro lado estará un joven equipo francés inspirado, que quiere regresar a París con su noveno título en esta competencia. Los franceses están en busca de la revancha, ya que fueron vencidos en casa por los australianos en 1999. Francia no cuenta con Hewitt, pero tiene a un par de jugadores de buen nivel en Sebastien Grosjean, quien es la sexta mejor raqueta del mundo, y Arnaud Clement, quien fue finalista este año en el Abierto de Australia. Los franceses protestaron cuando se enteraron de que los australianos habían planeado jugar en una cancha recién instalada, pero perdieron su apelación. El capitán Guy Forget dijo que está preocupado por la adaptación a una cancha nueva. "Vamos a ver la pelota picando de manera extraña y mientras más se juegue, habrá más rebotes extraños en la superficie. Pero, así se decidió y no podemos hacer nada", agregó Forget. (Reuters)
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