Año CXXXV
 Nº 49.316
Rosario,
viernes  30 de
noviembre de 2001
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Una enferma perdió la batalla legal que entabló para "morir con dignidad"
Se trata de una inglesa que padece un mal terminal. Deseaba que su esposo la ayudara a acabar con su vida

Una enferma británica en fase terminal perdió ayer una batalla judicial para acabar con su propia vida, ayudada por su marido, en un caso que puso a prueba las leyes británicas sobre la eutanasia. Diane Pretty, de 43 años y madre de dos hijos, emprendió una larga disputa para conseguir la asistencia de su marido para poder morir sin que sufriera castigo por ello.
Pretty padece un trastorno de la neurona motora y su deseo de "morir con dignidad" ha sido utilizado por grupos defensores de la eutanasia para cambiar las leyes. Pero, la Cámara Alta de los Lores, la última instancia jurídica del Reino Unido, apoyó la decisión de la Corte Suprema de que los derechos humanos tenían como objetivo proteger el derecho de vivir con dignidad, no el derecho de morir con dignidad.
Los Lores dijeron que aunque el suicidio no constituía un crimen en Gran Bretaña, el suicidio asistido seguía siendo una violación de la ley. "Matar por compasión es por ley un asesinato", expresó Lord Bingham en la sentencia. Aunque se mostraron comprensivos con su petición, los lores dijeron que no estaban facultados para actuar como jueces morales o éticos sino para "aplicar la ley actual".
Pretty, paralizada desde el cuello, contrajo la enfermedad hace dos años. Anteriormente, había declarado que ningún tratamiento médico disponible ha dado resultado en su caso y que su último deseo era que le permitieran morir con dignidad.
Hace unos meses, cuando inició su batalla judicial, se podía ver a Pretty sonreír ante el edifico del tribunal junto a su esposo Brian, quien siempre estaba a su lado. Pero la enfermedad se ha ido agravando y le ha impedido asistir a las últimas audiencias de su caso en los tribunales.
Fuentes judiciales dijeron que la familia de Pretty había agotado todas las posibilidades de la legislación británica permitiera la eutanasia y no se percibían señales inmediatas de si buscaría compensaciones en Europa.

Derecho a la privacidad
El abogado de Diane Pretty explicó que la prohibición al suicidio asistido violaba los derechos humanos básicos, además de su derecho a la privacidad. Los letrados ingleses apelaron a la Cámara de los Lores después que el Tribunal Supremo rechazara su caso.
"Está muy asustada ante la idea de la muerte indigna y agónica que tendrá que soportar y desea profundamente poder decidir cómo y cuándo muere", dijo el abogado de Pretty, Philip Havers, a los lores. Pero, según las leyes vigentes en el Reino Unido, el marido de Pretty podría ser condenado por la Justici ahasta a 14 años de cárcel si la ayuda a morir.
Grupos a favor del derecho a morir han apoyado la causa de Pretty y esperaban que su caso condujera a suavizar las leyes contra la eutanasia. "Más del 80 por ciento de la opinión pública británica cree que ella debería tener derecho a decidir sobre su propia muerte", dijo Deborah Annetts, directora de la Sociedad de la Eutanasia Voluntaria.
Holanda fue el primer país de la Unión Europea en legalizar la eutanasia en abril. Sin embargo, el caso de Pretty se percibe como un duro golpe para los defensores de este derecho en Gran Bretaña. (Reuters)



La eutanasia desató una fuerte polémica en Inglaterra.
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