Una vez detenido y acusado por homicidio, Manuel Bon Saleh dijo haberse convertido al catolicismo y hasta fue un cura quien prestó su casa para que saliera libre bajo fianza. Pero los camaristas sostienen ahora que se resiste a asumir la responsabilidad por el hecho, lo que excluye todo arrepentimiento y no se condice con su conversión en un hombre de fe. Por eso mismo lo consideran un hombre de "gran peligrosidad", eleva la pena y lo envía otra vez a prisión.
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