Bonn. - Por cada cuatro hombres, en Afganistán hay seis mujeres. Las dos décadas de conflictos acabaron con la vida de muchos, que murieron en manos de los soviéticos y después en la guerra civil. Gran cantidad de familias tienen a una mujer como jefe de hogar. Es el caso de Shahla Asad, que perdió a su padre con nueve años en combates con las tropas soviéticas. Cuando eso ocurrió toda la familia huyó a Pakistán. Hoy Shahla Asad tiene 27 años y lucha por los derechos de las mujeres en su país. Su nombre no es el verdadero y esquiva a los fotógrafos. "Sin fotos", avisa a la periodista. Shahla es miembro de la Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán (RAWA) y hace poco fue galardonada con el premio del canal de televisión alemán ZDF "Mona Lisa-Mujer del Año".
En su opinión, todos los grupos presentes en Bonn son igual de cerrados a los derechos de la mujer y a la democracia excepto el del ex rey Mohammed Zahir Shah. A Shahla le gustaría hablar en la conferencia, a la que asiste con apoyo de una organización alemana pero considera que "eso es difícil. "Con los rusos era más fácil", relata acerca del hecho de que la opresión sobre las mujeres no era tan grande. "Luego vinieron los talibán y pensamos que sería aún mejor", pues hicieron promesas que nunca cumplieron, añade. "Las mujeres desaparecieron bajo la burka", explica, aunque reconoce que a ella y a otras miembros de Rawa esa vestimenta que cubre por completo a las mujeres como si fueran fantasmas también le fue útil.
Ella y otras integrantes de Rawa escondían debajo cámaras y filmaban las crueldades del Talibán, como la ejecución de mujeres porque habían violado las leyes de la milicia fundamentalista. O a talibanes cortando manos o pies de mujeres porque habían cometido algún descuido. Los videos fueron sacados al exterior y mostrados en diversos lugares.
Look occidental
Shahla Asad se encuentra ahora en un hotel cerca de Bonn. Lleva un pantalón gris, una camiseta blanca y un suéter gris. Su teléfono móvil suena a cada momento y entre llamada y llamada subraya que ella tuvo mucha suerte, pues pudo educarse gracias a Rawa, que hoy cuenta con unas 2.000 integrantes. "Sólo entre tres y cuatro por ciento de las mujeres en Afganistán tiene algún tipo de educación", señala.
Ahora estas mujeres sueñan con un futuro mejor. "Luchamos por nuestros derechos, por la paz, la libertad, la educación, la igualdad", destaca Asad, que regresó a Kabul hace dos años tras vivir mucho tiempo en Pakistán.
Junto a los aproximadamente 50 hombres presentes en la sala de conferencias en Sankt Petersberg hay cuatro mujeres. Es poco, pero a pesar de ello es un gran avance. "Todos nos toman en serio", aseguró Fatemeh Gailani, de la delegación de Peshawar que representa a la mayoría de la etnia pashtún, quien indica que la reunión incluso transcurre mejor de lo esperado.
Para Gailani, la modernización de Afganistán implica respetar los derechos de las mujeres, pero también al Islam como una manera progresista de expresar la voz de las mujeres. El modelo básico para las afganas será en el futuro una mezcla entre mod. (DPA)