Conocido por sus cualidades sedativas, el tilo es junto al roble uno de los árboles más importantes en leyendas, cuentos, poesías, creencias populares y costumbres. Es un árbol de buen porte, copa voluminosa y tronco corto y grueso, aunque cuando se halla en contingentes numerosos se torna largo y provisto de ramas sueltas.
Da sombra impenetrable y fresca. Su altura oscila entre 30 y 40 metros y puede llegar a vivir 900 a 1000 años. La corteza es gris y lisa. Existen dos especies emparentadas que suelen estar juntas, una de hojas grandes y otra de hojas pequeñas. Las especies más conocidas son la Tilia Platyphyllos Scop y la Tilia Cordata Mill. Se lo conoce también popularmente como tilia, tila, entre otros. Pertenece a la familia de las tiliáceas.
Tiene hojas caducas grandes, de 8 a 14 centímetros de largo, con forma de corazón, con los lados desiguales, de bordes irregularmente dentados y festoneados, color verde oscuro y lampiñas en la cara superior y más pálidas y vellosas en la cara inferior. En esta cara resalta mucho la nervadura, que es palmeada, con nervios secundarios o laterales y otros nervios, los terciarios que, cruzando atravesados y paralelos, le dan la apariencia de una escalera. Las hojas del tilo tienen sabor herbáceo, algo aromático, agradable y sueltan cierto mucílago parecido al de las malvas.
Las flores son de color amarillo pálido, de aspecto apergaminado y de suave olor dulzón que atrae a más de 30 especies de insectos (principalmente a las abejas) y a pájaros. Se ubican en racimos de 3 a 5 flores que nacen al lado del pezón de la hoja, sostenidas por brácteas con forma de hojas largas y angostas, de color verde pálido. Cada flor se compone de un cáliz de cinco sépalos lanceolados, membranosos, un poco cóncavos y de color blanquecino céreo. Situados entre cada dos sépalos nacen los cinco pétalos un poco más estrechos y más largos, extendidos en forma de estrella y de color amarillento muy pálido. Los estambres son numerosos y tienen los filamentos libres. Florece a fines de la primavera.
El fruto es también velloso, ovoidal, y sobresalen cinco costillas longitudinales; es seco en la madurez y no se abre jamás.
Hábitat y cultivo
Originario de Europa, el tilo crece silvestre, aunque también se planta en jardines, plazas, arbolado público (en Rosario se ha colocado en las veredas a lo largo de varias calles) y a la vera de los caminos. Para su cultivo hay que sementar a principios de la primavera en tierra fría. En el otoño siguiente hay que trasplantar a tabla de cultivo. Después de 4 años se planta en el lugar definitivo en suelo bien drenado, profundo y flojo. Crece en lugares expuestos al sol y en la semisombra.
La parte usada son las flores con sus brácteas que se recolectan apenas aparecen y se secan rápidamente. También se utiliza la corteza sin la parte más externa y la madera. De la semilla se puede elaborar aceite de cocina pero el proceso de extracción es demasiado costoso y prácticamente no se usa.
Las flores contienen aceites esenciales como el farnesol, geraniol, eugenol, linalol; flavonoides como la astragalina, quercetina y canferitrina; mucílagos, taninos, cumarinas, vainillina y vestigios de compuestos semejantes a las benzodiazepinas.
Las flores de tilo se usan en infusión (10 gramos de flores por cada litro de agua hirviendo) para calmar la excitación nerviosa, disminuir la tensión y los espasmos musculares. Son sedantes y facilitan un sueño distendido. El tilo es un excelente remedio para el estrés y el pánico. Se usa específicamente para el tratamiento de las palpitaciones nerviosas. La infusión de flores es recomendada para bajar la presión arterial, especialmente cuando es de origen emocional y a largo plazo. También se utiliza para tratar la presión sistólica elevada vinculada a la arterioesclerosis.
Constituye uno de los recursos más apreciados por la medicina popular para tratar afecciones respiratorias, aumentar las defensas, aliviar resfríos y síntomas de la gripe. Sirve como antiespasmódico y sudorífero. Se recomienda agregar al baño de los bebés un poco de su infusión para que concilien mejor el sueño. Alivia el dolor de cabeza y sirve contra la lumbalgia, el reuma y la gota.
El cocimiento de la corteza se utiliza en cataplasmas, para cicatrizar las heridas frescas y el té para las afecciones hepatobiliares (tomar 2 tazas del té por día).
Historia y curiosidades
Entre los germanos el tilo era consagrado a Frigga, la diosa de la fertilidad. Antiguamente se creía que tenía poderes proféticos y curativos. Se plantaba cerca de las casas para protegerlas contra los relámpagos y los espíritus malos. Se consideraba el árbol del destino: el día del nacimiento de un primogénito, el padre sembraba un árbol de este tipo.
Cuenta la mitología griega que el centauro Quirón era hijo de Saturno y de la ninfa Filira (Philyra). Saturno disfrazado de caballo violó a Filira y ésta, viendo el monstruo que había engendrado en su seno, suplicó a los dioses que no la dejasen entre los mortales; accediendo a sus súplicas fue convertida en un árbol nobilísimo, el tilo.
Griselda T. Franchini
Farmacéutica