Año CXXXV
 Nº 49.314
Rosario,
miércoles  28 de
noviembre de 2001
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Malla protectora
Evolución de la angioplastia
La utilización de stent recubiertos con antibióticos mejora los resultados en casos de obstrucción de las arterias coronarias. Estudio efectuado en 238 pacientes de 19 centros de Europa y Sudamérica

Silvia Lo Presti

La técnica de colocación de un stent provisto de un balón para la desobstrucción de arterias coronarias logró un nuevo avance destinado a reducir a su mínima expresión la excesiva cicatrización (reestenosis) en el sitio del obturamiento, producida tras la intervención, y que en ocasiones obligaba a una nueva intervención. La novedad, presentada en el último Congreso Europeo de Cardiología, se trata de la utilización de stent recubiertos con un antibiótico, que según los estudios, demostró eliminar la reestenosis y ofrecer una sobrevida libre de episodios similares.
Tiempo atrás, cuando el doctor René Favaloro comenzó a desarrollar la cirugía cardiovascular, esta era la única posibilidad terapéutica existente para la desobstrucción de las arterias cuando fallaba el tratamiento medicamentoso. Luego, a instancias de un médico suizo, comenzaron a desarrollarse las técnicas de apertura de arterias a través de catéteres (angioplastia). Actualmente, y según los casos, estas últimas superan ampliamente a la cirugía convencional, reduciendo las complicaciones y el tiempo de internación.
"Para el tratamiento de la obstrucción coronaria existen hoy tres procedimientos: los medicamentos, la cirugía cardiovascular y la angioplastia (tratamiento con catéter)", explicó a La Capital el doctor Rubén Piraino, jefe del departamento de Hemodinamia del Sanatorio Plaza. "Depende los casos, se combinan ambas técnicas, o bien, evita la cirugía", agregó.

Desobstrucción de las arterias
Para el doctor Piraino, la evolución de la angioplastia "es apasionante". Cuando su creador comenzó a desarrollarla observó que introduciendo un catéter en la arteria coronaria se producía la desobstrucción, aunque podía ser utilizada únicamente en lesiones ubicadas en sitios accesibles y no en aquellos más alejados. La tecnología se fue perfeccionando hasta llegar a la incorporación de los balones, que lograron desobstruir las arterias más difíciles.
Luego sobrevinieron dos dificultades: la reestenosis (exagerada cicatrización de la arteria) que volvía a tapar el conducto, y desgarros. "A veces producía un desgarro tan importante donde la arteria se rompía y la tapaba bruscamente".
Entonces apareció el stent (prótesis), en general metálicos, que evitaba los desgarros, y por ende, que el paciente tuviera que ir nuevamente a la cirugía. En cuanto a esta técnica fueron trascendentes los avances introducidos por el argentino Julio Palmas, radicado en los Estados Unidos, creador del primer stent de aplicación masiva, utilizado en principio en las arterias periféricas. Luego le siguieron dos médicos franceses que lo probaron en las coronarias de humanos. Si bien se utilizaban únicamente para los desgarros, el sistema comenzó a expandirse.

Estudios en Europa y EEUU
Restaba luego probar si el stent disminuía la reestenosis (excesiva cicatrización). "Se hicieron dos estudios, uno en Europa y otro en Estados Unidos. En el de Europa participó la Argentina. Fui uno de los investigadores que intervino en la investigación cuando trabajaba en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires. El estudio, efectuado en 1994, demostró que el implante del stent disminuía la reestenosis, pero no la abolía. Seguía existiendo un alto porcentaje de reobstrucción que oscilaba entre el 20 y el 30%. Por tratarse de un material metálico, el organismo no lo reconocía y formaba coágulos, entonces era necesario darle muchas drogas al paciente". aseguró Piraino.
En el 95, el doctor Antonio Colombo, en Italia, observó que el problema se producía porque no estaban bien expandidos los stent. Entonces, "tomó los balones y los infló a muy alta presión, logrando mayor dureza". Llegar con el catéter que contiene el balón al sitio de la obstrucción y luego inflarlo a mayor presión logró que no se volvieran a tapar las arterias.
Sin embargo, el problema persistía. Entre un 20 y un 30% de los pacientes debían ser reintervenidos, con pocos buenos resultados, hasta que recientemente, en el Congreso Europeo de Cardiología, se presentó un estudio (The Ravel) que probó en 240 pacientes la eficacia de la utilización de stent recubiertos con drogas (ver aparte).

Aneurismas abdominales
Otro de los tratamientos para la cuales se utiliza la técnica del catéter es en los casos de aneurismas de aorta abdominal. En Argentina y en el mundo, uno de los precursores de esta técnica es el doctor Juan Carlos Pardé, ganador de numerosos premios como investigador.
"La técnica utiliza un stent más grande que para las coronarias. Anteriormente era necesario abrir el abdomen, llegar hasta la aorta y colocar el stent (nuevo conducto). Ahora se efectúa a través de una pequeña incisión a través de la ingle, se introduce el catéter y se infla el stent", dijo Piraino.
En los casos de obstrucción (aneurisma) de la aorta abdominal, según el diámetro que alcanza el conducto, corre el riesgo de romperse. Con más de 6 milímetros, existen un 25% de posibilidades de rotura. Si esto ocurre, las consecuencias son fatales.
Cuando ocurre la dilatación de la aorta, los síntomas son inespecíficos. Entre otros se manifiestan dificultades en la digestión, molestias gastrointestinales y pulsaciones a nivel del abdomen. "La presencia de dolor es una señal de alarma importante", subrayó el especialista. "La detección de esta patología en forma precoz permite que en determinados casos se opte por el tratamiento con catéter. Es un recurso terapéutico más, con menor invasión y tiempo de recuperación", subrayó finalmente el profesional.



Rubén Piraino dijo que la evolución "es apasionante".
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