A 300 kilómetros de la ciudad de Guatemala, en aldeas ubicadas entre las montañas y la selva, se levantan pequeñas poblaciones. Los habitantes, de rasgos marcados, son de estirpe imperial. Sus ascendientes directos son los antiguos mayas.
Estas poblaciones reciben ayuda sanitaria a través de organizaciones no gubernamentales. Una de ellas es la Fundación Rotary Internacional, que envió este año por primera vez al odontólogo rosarino José Luis Tumini, de 34 años, con el fin de ofrecer atención primaria a los habitantes del lugar.
Instalados en una escuela o parroquia, el odontólogo con sus asistentes nativos abrían el "consultorio" y atendían a las personas de la aldea y de otras cercanas.
El día a día
A lo largo de 30 días, Tumini atendió más de 300 personas, realizando amalgamas, extracciones y arreglos estéticos, entre otras prácticas. "Luego de varias horas de viaje por caminos escarpados, llegábamos a las aldeas -relata Tumini- donde encontramos personas con grandes deficiencias sanitarias, entre ellas sida, drogas y prostitución".
El consultorio se instalaba en la escuela o en la parroquia del lugar y allí acudían quienes necesitaban asistencia. "La situación de esos pobladores es peor que la pobreza que vemos en Rosario, porque en la ciudad por lo menos comen, allá no. En muchos poblados tampoco tienen agua", confirmó el especialista, que durante su estada efectuó 200 extracciones y 170 arreglos en personas que reciben atención odontológica una vez al año.
"Fue muy duro, sobre todo los primeros días, observar la realidad con que me encontré", confesó Tumini. "Estaba acostumbrado a mi consultorio y a otro tipo de paciente".
El odontólogo recomienda la experiencia a otros profesionales mientras evalúa una invitación que recibió para ir a Kenia. "Al ver tantas carencias aprendí a valorar lo que tenemos. Fue una oportunidad de ayudar al prójimo con lo que aprendí", concluyó.