No hay caso. La suerte no lo acompaña y Central Córdoba sigue pagando con goles cada error que comete. En Rafaela hizo un buen juego pero falló cuando tuvo que sacar ventajas. Encima un nuevo fallo arbitral lo perjudicó. Y cuando estaba para empatar quedó con 0-2 que lo golpeó duro. Y su decisión y sus respuestas anímicas no tuvieron correlato en la definición. Así se llevó una inmerecida derrota de Rafaela.
Orden y decisión fueron los atributos charrúas para inclinar la balanza de los merecimientos a su favor en la primera mitad, pero con eso no le alcanzó. No lastimó cuando pudo y lo hirieron duro en el final. En el único error que cometió, de esos que cuestan muy caro y se pagan con un gol.
Córdoba no se descontroló en aquel arranque ofensivo de Rafaela y atento al pedido de Palma ocupó los espacios como más le convenía y así le fue robando protagonismo y la pelota al local.
El fondo respondía y el pelotazo para que Raymonda, Medina y Pavoni la aguantaran y preocuparan arriba funcionaba como un buen arma que lo único en que faltó fue que saliera el disparo.
Todo pintaba para que el 0 a 0 cerrara la primera mitad. Primero porque cuando los rafaelinos intentaron marcar la diferencia que exhibían en el juego Juárez y Federico García no tenían respuestas en Gandín y Gerk.
Y más tarde, cuando ya había pasado la presión local, (y habían volado aquellos piedrazos inexplicables de los hincha de Rafaela por alguna vieja deuda con los de Tablada), el charrúa no encontró el espacio para definir lo bueno que generaban Raymonda y Pavoni.
En los últimos 5' reapareció Atlético y en una pelota parada sacó la ventaja que no merecía. Celebroni le quitó el gol a Gerk, pero en el córner los charrúas se durmieron y le costó caro, luego de que Semino pusiera la cabeza, luego de un despeje de un defensor.
El charrúa buscó la igualdad desde el arranque del complemento, con las mismas armas pero sin dar en el arco. Lo tuvo Raymonda, el tiro libre de Valiente se estrelló en el travesaño, Iuvalé remató alto y un cabezazo de Pavoni se fue cerca.
Y Atlético tuvo una -Gerk reventó el travesaño- y media. Por la ayuda del línea, del árbitro que le hizo caso, y el quedo de la defensa rosarina al esperar la sanción del off side. Entonces, Ruiz Díaz se encontró con la pelota, pateó de compromiso, pensando que la jugada estaba anulada, y convirtió el tanto.
De nada sirvió el posterior esfuerzo charrúa y el gol de Gerlo en el final. No hubo caso, otra vez el charrúa volvió con las bolsillos vacíos.
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La Ciudad
