Pablo R. Procopio
El intendente Hermes Binner rubricó con su propia firma lo que La Capital adelantara el 29 de julio pasado. La licitación del nuevo sistema de transporte fracasó. El mandatario firmó anteayer el decreto de caducidad que ayer fue oficializado. De este modo y tal como se escribió en estas páginas, hubo que esperar hasta después de las elecciones para blanquear lo que desde hacía meses era un secreto a voces en el gobierno municipal: el ambicioso proyecto de instalar un sistema en red con modernos coches articulados y centros de transferencia es, al menos en el corto y mediano plazo, inviable. Crear un novedoso sistema de transporte, similar al que tiene la ciudad de Curitiba, era la apuesta máxima de la segunda gestión de Hermes Binner. Pero antes de que se concretara tuvo una anticipada acta de defunción. Se trata del decreto Nº2.110 que "deja sin efecto el proceso licitatorio y permite devolver las garantías de oferta a las (tres) empresas", precisó ante este diario el secretario de Servicios Públicos, Miguel Lifschitz. El trámite fue simple en su forma y ahora se debe sumar la comunicación a las empresas que participaron de la licitación. Sin embargo, fue difícil que el intendente admitiera públicamente el fracaso. En todas las oportunidades en que se lo consultó sobre el tema decía que la licitación no había muerto, que sólo se postergaba su adjudicación, mientras prefería hablar de la manera de salvar al actual servicio. Desde el Concejo, muchos ediles vieron con buenos ojos que la licitación quedara desierta. Entre ellos, Jorge Aseguinolaza quien había señalado el 30 de julio pasado que el proyecto oficial era "una ilusión". Otro de los principales detractores fue el ahora separado de su cargo Jorge Boasso, quien no dudó en cargar las tintas contra el ex secretario del área Joaquín Blanco, a quien calificó como "el general del fracaso". "La licitación sigue en marcha" o "al nuevo sistema vamos a llegar en muletas" eran las frases que repetía el intendente hasta el cansancio meses antes de las elecciones del 14 de octubre, aunque en rigor el gobierno municipal ya era consciente de que su proyecto era inviable económicamente. Y cada vez que Binner aseguraba que todo andaba sobre rieles, debía impulsar paradójicamente mejoras destinadas a la subsistencia del actual sistema de transporte, que operan los mismos empresarios que se presentaron a la ahora fenecida licitación. El proyecto de transición de dos años que ahora está analizando el Concejo y que contempla subsidiar aún más el transporte tiene un artículo que contempla la confección de un nuevo pliego licitatorio en un plazo máximo de 180 días. La prorrogada licitación que ahora tuvo que ser archivada fue lanzada el año pasado sobre la base del modelo de Curitiba, ciudad del sur de Brasil, premiada internacionalmente por su transporte urbano de uso masivo y baja contaminación. Pero ni siquiera pudo superar los inconvenientes surgidos tras el acto de apertura del 8 de septiembre de 2000, cuando no aparecieron los esperados candidatos internacionales ni los dos de Buenos Aires (grupos Plaza y Roggio) que habían comprado los pliegos. Crónica de una muerte anunciada.
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